"Es una revuelta contra la igualdad, de odio contra los indios, de revancha contra los que se atrevieron a igualarse", dijo García Linera en una conferencia ofrecida junto a líderes sindicalistas y políticos de la izquierda española en la sede de la Unión General de Trabajadores (UGT).
A lo largo de su discurso, el dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS) dedicó largo rato a enumerar los distintos logros sociales conseguidos bajo la presidencia de Morales (2006-2019), poniendo especial énfasis en la integración de los pueblos indígenas, que "pasaron de limpiar los palacios a entrar por la puerta principal que antes estaba reservada a los señores para ocupar asientos de ministros".
Estos dos pilares de la gestión de Morales —prosiguió Linera— soliviantó a las capas de la población "que creen que los privilegios se heredan por apellidos y color de piel" y a "poderes externos que veían como muy peligrosa la existencia de un ejemplo de pos neoliberalismo macroeconómicamente exitoso y socialmente igualitario".
En esos dos factores, concluyó, se encuentra el caldo de cultivo para el golpe de Estado que llevó al poder a la actual presidenta de facto del país, Jeanine Áñez, bajo las supuestas denuncias de un fraude electoral en los comicios del pasado mes de octubre, un supuesto pucherazo demostrado como inexistente por un informe independiente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés).
"Dieron el golpe de Estado entrando en el Senado con una biblia en una mano y quemando la bandera wiphala con otra para exorcizar un lugar donde habían estado los indios, que para ellos son salvajes", dijo Linera durante su discurso.
Pese a la expulsión del MAS del poder, Linera se mostró convencido de que su desplazamiento no tiene apoyo popular y, por consiguiente, su proyecto político no está agotado.
"Soy moderadamente optimista. No me pregunta tanto si vamos a ganar como si nos van a dejar ganar, porque son personas que han roto cualquier tipo de límite moral en sus acciones, que han llegado a matar", señaló.
Durante la conferencia ofrecida en Madrid el ex vicepresidente boliviano estuvo acompañado por el secretario general de la UGT, Pepe Álvarez, el del sindicato Comisiones Obreras, Unai Sordo, y por dos diputados del grupo izquierdista Unidas Podemos, Enrique Santiago y Meri Pita.
Todos ellos tomaron la palabra para ofrecer su apoyo a Linera y al MAS, al tiempo que denunciaron el ascenso al poder de Áñez y propusieron la puesta en marcha de misiones internacionales de observación para vigilar la limpieza del próximo proceso electoral en Bolivia.
Pese a ello, Zapatero envió una carta en la que manifestó su apoyo a Bolivia ante el golpe de Estado, agradeciendo especialmente el papel de Evo Morales, ya que en su opinión el hecho de que no ofreciera resistencia a los militares evitó un mayor derramamiento de sangre.
En su carta, Zapatero manifestó de forma explícita su condena a "el odio, el racismo, la ira y las persecuciones injustas" del actual Gobierno de facto en Bolivia.
Antes de este acto, Linera participó en un coloquio en una universidad madrileña con el actual vicepresidente segundo del Gobierno español, Pablo Iglesias, con el que debatió en un tono académico sobre el auge de los movimientos ultraderechistas en el mundo.