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Una huelga en democracia: 44 años desde la masacre de trabajadores en Vitoria

CC BY 2.0 / Alberto Cabello / Placa 3 de marzo de 1976Placa en homenaje a la huelga del 3 de marzo de 1976 en Vitoria (Álava).
Placa en homenaje a la huelga del 3 de marzo de 1976 en Vitoria (Álava). - Sputnik Mundo
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El 3 de marzo de 1976, un grupo de 4.000 trabajadores que protestaba en una iglesia de Vitoria fue desalojado brutalmente por las fuerzas de seguridad, causando cinco muertos.

Llevaban desde enero protestando por los topes salariales. Pretendían mejorar sus condiciones de trabajo. Habían hecho dos huelgas generales a lo largo de estas semanas, pero la de aquel día fue diferente: el 3 de marzo de 1976, unas 4.000 personas se encerraban en la parroquia San Francisco de Asís de Zaramaga, un barrio al norte de Vitoria. Por la tarde, los congregados fueron asediadas por la Policía. Efectivos de la Compañía de Reserva de Miranda de Ebro y de la guarnición de Vitoria-Gasteiz de la Policía Armada desalojaron esta iglesia lanzando gases lacrimógenos y disparando con fuego real y pelotas de goma a quienes salían del recinto. Murieron cinco personas y fueron heridas más de 150.

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Este 3 de marzo de 2020, 44 años después, se celebra el aniversario de este episodio en Álava, provincia al norte de España perteneciente al País Vasco. Cristina González, secretaria general del PSE-EE en la provincia, ha homenajeado a las víctimas con una ofrenda floral frente al memorial levantado enfrente de la parroquia, reivindicando su legado como "símbolo de lucha por los derechos laborales y la democracia". La dirigente ha subrayado la importancia de seguir trabajando, tanto desde las instituciones como desde los sindicatos, para mejorar las condiciones de los trabajadores y para garantizar unos servicios públicos "de calidad". También ha señalado la necesidad de que los poderes públicos refuercen las medidas para de formación, con el fin de dotar a los trabajadores de la cualificación que demandan las empresas, un ámbito en el que "cada vez se exige más".

​La carga policial acabó con la vida de Pedro María Ocio, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda, de 27, 17, 19, 32 y 30 años respectivamente. Y en días posteriores, durante actos celebrados en diferentes localidades, el número de fallecidos por represión aumentó a otras dos personas: en Tarragona, el joven Juan Gabriel Rodrigo Knafo. Y en Basauri, Vicente Antón Ferrero. Aquel dramático episodio ha quedado en España como una de las mayores matanzas que se produjeron en la llamada Transición, pocos meses después de la muerte del dictador Francisco Franco. Los hechos jamás fueron investigados ni enjuiciados, aunque quizás provocaron un relevo del gobierno. El rey Juan Carlos I cambió en julio de ese año a Carlos Arias Navarro por Adolfo Suárez.

Las manifestaciones empezaron esa mañana. El coche del jefe de personal de la empresa Forjas Alavesas y 20 camiones amanecieron con las ruedas pinchadas. Varios piquetes paralizaron la ciudad. Y en la plaza de la Virgen Blanca y calles de los alrededores se produjeron, en torno a las 10 de la mañana, los primeros enfrentamientos entre trabajadores en huelga y policía. En las calles Calvo Sotelo y monseñor Estenaga hubo rotura de lunas y puertas de bares. Hacia la una del mediodía, la violencia fue creciendo en toda el área metropolitana, concentrándose en la citada parroquia de San Francisco de Asís.

​A las cinco de la tarde llegaron a la parroquia San Francisco de Asís, con una asamblea de huelguistas. Sin respetar este espacio religioso, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos dentro del recinto. A los que intentaban huir, tapándose cara y boca, les dispararon con balas y pelotas de goma. De los cinco muertos, dos perecieron en este mismo lugar y los demás unos minutos después. A partir de entonces, los enfrentamientos proliferan. Hasta la madrugada, manifestantes y policía mantuvieron las batallas en la calle. El último herido de extrema gravedad fue el inspector de policía Antonio Losada por culpa de un cóctel molotov arrojado a la puerta de la comisaría.

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Manuel Fraga, ministro de Gobernación y uno de los responsables de la carga —que estaba en Alemania para entrevistarse con Willy Brandt, el Secretario General del partido socialdemócrata— visitó posteriormente a los heridos. Con él fueron Rodolfo Martín Villa, ministro de Relaciones Sindicales, y el General Campano, director de la Guardia Civil. Todavía estaban prohibidos los derechos de reunión, manifestación y de huelga. Los sindicatos, ilegales también, convocaron huelgas en toda España. Tuvieron especial importancia en Vitoria, en el cinturón industrial madrileño y en el País Vasco. El 8 de marzo se convocó una huelga general en todo el País Vasco. Hubo nuevos choques y un muerto más, Vicente Antonio Ferrero, en Basauri.

Los incidentes aceleraron la transición democrática. La Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática se fusionan en la Coordinación Democrática o Platajunta el 26 de marzo y ejercen una mayor presión política. Exigen al Gobierno mayores libertades.  En 2008, una comisión del Parlamento Vasco consideró responsables políticos de los sucesos a los "titulares de los ministerios actuantes en este conflicto": Fraga, Martín Villa (ministro de Relaciones Sindicales) y Alfonso Osorio (ministro de Presidencia). En 2014, la Interpol solicitó la detención preventiva con fines de extradición de varios implicados en la matanza. Y en 2019 se estrenaba en cines la película ‘Vitoria, 3 de marzo’, dirigida por Víctor Cabaco. Además, una placa y un mural recuerdan este suceso.

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