En el haber
Las tres Administraciones sucesivas de la izquierda en Uruguay dejaron muchas cosas: una serie de victorias en lo social, incluyendo la economía, la sanidad y las libertades, y otros capítulos que habrían precipitado su caída, tan prematura como inesperada.
En estos 15 años en el país "se avanzó muchísimo", según Ruben Suárez, secretario internacional de Consejo Nacional e Internacional de Comunicación Popular [Conaicop].
"Se consolidó una política económica que llevó a un crecimiento muy grande de Uruguay en cuanto a posicionarlo como uno de los países con mejor índice salarial de América Latina, pero también con mayor cantidad de leyes aprobadas en beneficio de las clases más necesitadas".
Suárez matiza que "en Gobiernos anteriores en Uruguay, por lo regular las leyes que se implementaban eran siempre para favorecer al gran capital y a la oligarquía nacional. A partir de 2005 se procesan ciertos cambios importantísimos, como son la ley del peón [trabajador] rural que venía siendo pedida por los peones rurales desde principios del siglo XX y que nunca había sido llevada adelante".
También detalla acerca de otro logro, como lo fue un sistema integrado de salud en el cual en Uruguay todo el mundo tiene derecho a la salud universal: "hoy vas a cualquier hospital público y es tan bueno o mejor que muchos centros de asistencia privados".
Asimismo, incidió en que de ser un país atrasado informáticamente hoy, Uruguay "se encuentra a nivel internacional dentro de los tres primeros, con lo que fue el Plan Ceibal de una computadora por niño –que se le entrega al comenzar la escuela y se le cambia cada dos años –; también el plan Ibirapitá de informática dedicado a la gente de la tercera edad para que puedan estar comunicados con sus familiares dentro o fuera del país".
En el deber
La seguridad –o inseguridad– fue uno de los grandes lastres que tuvo el Gobierno del Frente Amplio. Según las estadísticas, en 205 era de 5,6 cada 100.000 habitantes, y a día de hoy se duplicó y se encuentra en 11,2.
"Yo creo que hubo por parte de la dirigencia del Frente Amplio un 'atornillamiento' [acomodarse] a ciertos lugares [cargos] en los cuales se pensaron que iban a estar sistemáticamente por años y años, y no se salió a dar la batalla como se tenía que haber dado, yendo a los lugares, participando más con la gente. Hubo dirigentes que desgraciadamente en estos 15 años capaz que nunca –a no se en época electoral– salieron a la calle a hablar con el pueblo. Entonces hubo un aburguesamiento. Esto vino a dar como un cimbronazo al Frente Amplio", reflexiona.
No obstante, Ruben Suárez se anima con un vaticinio: "Yo no dudo que dentro de cinco años gana nuevamente el Frente Amplio", concluye.