Establecer una mesa de diálogo entre el gobierno de Pedro Sánchez y la Generalitat de Cataluña fue una de las principales exigencias del partido Esquerda Republicana de Cataluña (ERC) para permitir, con su abstención, la investidura de Pedro Sánchez.
Gemma Ubasart, analista política española, ex secretaria de Plurinacionalidad y Políticas Públicas de Podemos y también ex secretaria general de este partido en Cataluña, conversa con Sputnik sobre la importancia de este encuentro.
—La mesa de diálogo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Generalitat de Cataluña empieza a andar este miércoles ¿Qué frutos debe dejar esta reunión?
Hasta que no haya elecciones en Cataluña y se clarifique el mapa electoral y político, no podemos esperar de este primer momento de la mesa de diálogo resultados significativos.
Lo que sí puede haber son avances más formales, que no son de menor importancia. Primero será recuperar una comunicación institucional fluida que se rompió entre gobiernos, empezar a generar confianza, reconocer al otro como interlocutor, reconocer que el otro tiene unas ideas políticas que puedes ser discutidas, pero que deben ser respetadas, y a partir de ahí construir elementos de confianza.
La propia constitución de la mesa supone dos avances concretos: una, que es reconocer que hay un conflicto político y que se debe solucionar políticamente. Lo segundo es que este diálogo puede llevar a una negociación y a un pacto, que no sea solo intercambio de ideas, sino que haya negociación y pacto.
—Gabriel Rufían, portavoz de ERC en el Congreso, dice que esta mesa tiene muchos enemigos ¿quiénes serían?
Esta mesa de diálogo tiene de enemigos, sobre todo, al Partido Popular, Vox y Ciudadanos, y también, seguramente, tiene como enemigos a la vieja guardia del PSOE, de algunos barones del partido socialista que no creen que haya que negociar con el gobierno catalán, y también una parte del independentismo que vive del conflicto y de la tensión, y que, por lo tanto, cualquier relajación en el conflicto, cualquier canalización para resolverlo, les es negativa. Entonces, tiene críticas y amenazas por distintos lados, y no será fácil que la vía del diálogo vaya a buen puerto. Pero llegados a donde estamos, la vía del diálogo es la única vía porque más centralización hemos visto que no lleva a nada, y la vía unilateral a la independencia tampoco. La solución va a estar en medio de estas dos posturas.
—Pablo Casado sostiene que la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat "es una humillación" ¿por qué el PP lo ve de esa manera? ¿humillación de quién ante quién?
La humillación para dialogar y negociar la ve ahora Casado, del Partido Popular, desde una perspectiva muy partidista.
—El Presidente de la Generalitat, Quim Torra, ya va de salida. Hay analistas que alertan del posible riesgo de que Torra reviente la mesa antes de partir ¿hay riesgos de que eso ocurra?
Yo creo que Torra no va a hacer avanzar la mesa, es decir, no va a ejercer un liderazgo para que esta mesa avance y se vean resultados rápidos. Eso no va a ser así. Pero yo creo que ante la situación de dos gobiernos dialogando, con el reconocimiento de que existe un conflicto político, Torra no se puede permitir el lujo, antes de las elecciones, de hacer saltar por los aires la mesa.
—Usted, y otros analistas, insisten en la necesidad de recuperar la confianza perdida entre las partes ¿cómo se puede lograr?
Hay un problema que es la judicialización de la política, el hecho de que haya dirigentes políticos y sociales del independentismo en la cárcel o en el exilio y que estén pendientes procesos judiciales vinculados a lo que fue el proceso independentista. Entonces, generar confianza también pasa por buscar las vías para desjudicializar el contencioso, y de alguna manera, bajando el tono de la judicialización, seguro que también eso facilita un mayor clima de confianza, de conciencia de que el diálogo va en serio. Hay una premisa, que yo creo que más o menos todos comparten, y es que no es bueno que haya políticos y líderes independentistas en las cárceles, no es bueno para desescalar el conflicto.
—Pero ¿cuál sería la vía idónea para desjudicializar el conflicto?, ¿Reformar el delito de sedición en el Código Penal o una amnistía?
Yo creo que hay distintas estrategias y que, de alguna manera, todas son compatibles.
—Laura Borras, portavoz de JxCAt en el Congreso, insiste que "no hay solución al margen de las urnas", insiste en un referéndum ¿Cómo lo ve?
Así como creo que a medio término va a haber algún tipo de amnistía, también creo que a mediano plazo va a haber un referéndum porque es una demanda mayoritaria en la sociedad civil catalana, por parte de independentistas y no independentistas.
—Sánchez dice que "no se puede defender España si no se acepta su diversidad". Por otro lado, Casado ha dicho antes que "ni Cataluña es una nación ni España es una nación de naciones" ¿puede haber una solución estructural sobre este problema si hay un importante sector de la población que no reconoce la diversidad cultural e identitaria de este país?
Durante la transición, tanto la derecha como la izquierda, reconocieron la diversidad. De hecho, la propia Constitución española en su artículo 2 reconoce que existen regiones y nacionalidades, por lo tanto, no solo está reconociendo diversidad del país, sino su plurinacionalidad. Yo creo que las fuerzas políticas que se llaman constitucionalistas deberían leer más la Constitución. Entonces, ¿por qué esta oposición ahora a esta idea de plurinacionalidad, a la idea de nación de naciones? tiene que interpretarse en términos partidistas de oposición a un gobierno.