En un comunicado, el secretario general de la Liga Árabe y exministro de Relaciones Exteriores egipcio bajo el mandato de Mubarak, Ahmed Aboul Gheit, expresó "su dolor y su profunda pena por la pérdida del presidente de la República Árabe de Egipto, Hosni Mubarak, un destacado líder militar que desempeñó un papel histórico en la restauración de la dignidad militar y nacional de Egipto".
El líder de la Liga Árabe también ofreció sus condolencias a la esposa de Mubarak, Suzanne, y sus dos hijos, Alaa y Gamal.
La muerte de Mubarak suscitó otras reacciones en el mundo árabe y más allá. Entre los países árabes, desde Emiratos Árabes Unidos (EAU), Arabia Saudí, Omán y Kuwait, los Gobiernos del golfo Pérsico la lamentaron y se refirieron a él como "un aliado". Estos países mandaron su pésame al actual presidente egipcio, Abdel Fatá al Sisi, y a los egipcios.
El difunto dictador también mereció los elogios del primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, y del presidente palestino, Mahmud Abás. El primero destacó "el compromiso con la paz" de Mubarak, al que llamó "amigo personal".
El segundo "rindió homenaje al compromiso del exmandatario egipcio a favor de la causa palestina y del pueblo palestino para que concretara su derecho a la libertad y la independencia".
En cambio, abogados de las víctimas de su represión lamentaron el legado de impunidad y de injusticia dejado por Mubarak, cuyo funeral podría tener carácter militar y celebrarse mañana en presencia de la cúpula militar.