"Es importante apoyar la libertad de expresión, la libertad de prensa y el derecho a conocer la verdad", señaló a Sputnik Alberto Cerda, un colombiano padre de familia que lleva casi una década de movilizaciones en defensa de los derechos humanos.
"Es importante que no envíen a Julian a EEUU, él no es norteamericano ni ha cometido ningún crimen", resaltó Tom Marwick, compatriota del periodista australiano.
Marwick instaló su tienda el 23 de febrero como anticipo de la intensificación de la protesta en esta semana de audiencias judiciales en Woolwich.
Su refugio de tela gotea, hace frío y mucha humedad y no tiene un hornillo para hacerse un café. Pero piensa aguantar a la intemperie hasta que termine la primera fase del juicio, previsiblemente el viernes 28.
Richard Smith, londinense de este barrio al este del meridiano de Greenwich, viste un buzo anaranjado bajo otro amarillo en el que ha prendido etiquetas en apoyo de Assange.
"Nos dijeron que el Brexit significa recuperar el control democrático y el Gobierno de Boris Johnson debería demostrarlo frenando la extradición y liberando a Assange, porque si no lo hace se convertirá en el perrito faldero de Donald Trump", dijo a Sputnik este activista y candidato por el Partido Liberal-demócrata en un ayuntamiento del distrito.
Unos y otros comentan el buen ambiente del campamento, donde recalaron cerca de un centenar de miembros de los "chalecos amarillos" franceses y visitantes de Bélgica, Austria o Irlanda, además de los simpatizantes regulares.
También les preocupa la orden de silencio emitida por el equipo legal de Assange en vistas de la mala sonorización del interior del juzgado.
Gritos, consignas y sirenas de Policía de los propios manifestantes se oyen en la sala del juicio, según advirtió el propio Assange al quejarse de que le cuesta concentrarse en las diligencias procesales.
"Nos han pedido que solo hagamos ruido en los recreos o que al menos bajemos el tono mientras la defensa presenta su caso", reconoció Cerda entre apenado y comprensivo.
"No vamos a hacer una pausa entre las dos fases del juicio", confirmó a Sputnik Kelly Kolinks, de la campaña oficial en contra de la extradición (DEA, por sus siglas en inglés).
Kolinks y un par de colegas instalaron, en la entrada al recinto penitenciario, una muestra de fotografías de la iniciativa "We are millions and millions are one" (Somos millones y los millones somos uno).
El juicio concluye su primera fase este 28 de febrero y se reanuda en mayo.
Ambas partes pueden apelar la decisión que tome este tribunal de primera instancia.