"La cifra torna a 100 personas al año. Hay una clara dinámica positiva: cuando comenzamos a trabajar, había unas 30 personas. El número de estudiantes de México que participaron en programas educativos de verano en universidades rusas con la asistencia de ALAR aumentó de 5 a 61 entre 2015 y 2019", señaló Smirnova.
Pese a la lejanía de Rusia para los mexicanos y el alto costo asociado, se siente un interés en obtener educación en este país, explicó.
"Conozco a estudiantes que eligen un programa y ahorran durante uno o dos años o toman un préstamo para ir a estudiar en Rusia", dijo la interlocutora al agregar que el costo total de un programa educativo de verano, junto con los gastos para el viaje y el alojamiento, varía entre 3.000 y 4.000 dólares.
Los mejores estudiantes extranjeros pueden reducir sus costos al recibir por concurso una beca que cubre también alojamiento en residencia estudiantil y, en algunos casos, comidas.
En 2020 el Gobierno ruso planea otorgar becas semejantes a 15.000 estudiantes extranjeros. Cada país tiene su cuota, en el caso de México es de 30 plazas.
Algunos programas educativos causan mucha agitación entre los estudiantes mexicanos, con hasta 25 aspirantes para una plaza.
"En la primera etapa de la selección para los estudios en las tecnologías espaciales en la Universidad de Samara, que actualmente estamos realizando, 250 personas disputan 10 plazas", subrayó.
Entre los estudios más populares para los estudiantes mexicanos figuran áreas económicas, ciencias sociales, incluidas las relaciones internacionales, programas de formación técnica e informáticas.
También hay programas individuales elaborados en Rusia a solicitud de universidades o estados mexicanos.
"Durante tres años consecutivos el estado de México realizaba su propia selección y nos proporcionaba las listas de ganadores que fueron enviados a los cursos Programación Android y Big Data, unas 60 personas durante todo este período", afirmó Smirnova.
Los primeros graduados de este curso encontraron trabajo en una empresa rusa de tecnologías informáticas, que inauguró una oficina en México para impulsar su mercado en América Latina.
La ALAR fue creada en 1999 por varios peruanos graduados de universidades rusas y desde entonces coopera con instituciones educativas ofreciendo a las nuevas generaciones de estudiantes la oportunidad de establecer contactos y poder ingresar a un centro educativo ruso.
Con sede en Perú la asociación tiene oficinas en México, Bolivia, Ecuador, Colombia y Brasil.