"Aquí se produce un cambio de identidad, de la imagen de 'loco inútil' que muchas veces ellos tienen de sí mismos; en el bloco adquieren nuevas identidades, cambia todo de arriba a abajo, pasan a ser protagonistas, dueños de sus vidas; aquí no hace falta que escondas tu historia, puedes reescribirla", explica a Sputnik la psicóloga Ariadne de Moura, una de las fundadoras del bloco y actual coordinadora.
Uno de ellos, "Arlindo da boneca" lo hizo pegado (literalmente) a una muñeca de tamaño natural con la que bailaba acaramelado: "Gasté tres botes de cola [pegamento] para hacer el disfraz, estoy muy contento con el resultado, adoro este Carnaval de aquí, el Carnaval que me alegra es este de aquí", comentaba durante el desfile.
Y es que los pacientes, procedentes de varios centros de la red municipal de salud, tienen un papel central; durante todo el año confeccionan sus propios disfraces y los estandartes de la comparsa, y algunos de ellos son bailarines destacados y hasta instrumentistas en la banda de percusión.
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Algunos incluso se lanzaron a componer alguna de las 24 canciones que concursaron para ser elegida la samba oficial de este Carnaval; el tema escogido finalmente dice en uno de sus versos: "Doctor, ven a ver lo que está pasando en la ciudad / rompieron las vallas y la locura está en la calle / el pueblo enloquece de felicidad".
Al principio, el bloco nació como una experiencia modesta de puertas para adentro, para los pacientes y trabajadores del psiquiátrico, pero enseguida salió a las calles del barrio, como una forma también de romper barreras y prejuicios.
"Los vecinos tenían miedo del hospital, en el imaginario popular la locura era algo amenazador; no se acercaban por aquí, cuando salió el bloco era la primera vez que los locos fueron a la calle en masa, en un grupo colorido, cantando", comenta Moura, que destaca además que la comparsa rescató el Carnaval de calle tradicional en este barrio, donde prácticamente había desaparecido.
Toda la filosofía del bloco tiene que ver con la política de evitar el encierro, buscar la integración y humanizar a los 'clientes', como preconizaba la psiquiatra brasileña Nise da Silveira (1905-1999), una pionera en la lucha contra el concepto de manicomio
Ella, sin embargo, en lugar de seguir con las habituales tareas de limpieza o mantenimiento que se imponían a los pacientes creó talleres de pintura y escultura, explotando la creatividad de los enfermos y revolucionando la psiquiatría que se practicaba hasta entonces en el país.
La joven Tayná Bertoldo es profesora de danza en el centro psiquiátrico y asegura que el legado de Silveira sigue siendo una fuente de inspiración: "Fue una gran arte-educadora (sic), en todos sus procesos siempre hubo mucho color, mucha alegría, mucha danza; en mis clases lo que veo es que el delirio no es un obstáculo para los procesos creativos, tan sólo un camino, una posibilidad", resalta.
En 2009, el bloco Locura Suburbana fue reconocido como un punto estratégico de cultura en la ciudad, y su ejemplo creó escuela, dando lugar a otras comparsas similares vinculadas a otros centros psiquiátricos, como Ta pirando, pirado, pirou! (Está enloqueciendo, está loco, enloqueció).