La legislación sueca prohíbe la expulsión de los solicitantes de asilo, una vez llegados, que provienen de países en que se vulneran derechos humanos.
La Policía de Seguridad (SÄPO), ante estas solicitudes, concede permisos de residencia temporales, incluso a quienes considera una amenaza. El director de Inmigración considera que es hora de demostrar que "Suecia no es un refugio seguro para criminales y terroristas potenciales".
Suecia continúa siendo uno de los líderes a nivel europeo en número de yihadistas per cápita. Hasta ahora, unas 300 personas han partido del país escandinavo hacia Siria e Irak para unirse al Estado Islámico.
Es llamativa la diferencia en el tratamiento de esta cuestión en la vecina Finlandia, donde en el último año las deportaciones de solicitantes de asilo que cometieron crímenes considerados graves aumentaron en un 80%.