"Los que se oponen a la erradicación de coca son socios y aliados del narcotráfico", afirmó el ministro de Gobierno, Arturo Murillo, al lanzar el plan, sin exponer los motivos de la reducción del ritmo de destrucción de cocales ni mencionar acuerdos con los sindicatos campesinos para realizar esa tarea.
En 2018, según certificó la Organización de las Naciones Unidas, Bolivia erradicó 11.174 hectáreas de coca, aunque la disminución neta, considerando los nuevos cultivos, fue de 1.400 hectáreas para dejar el saldo en 23.100 hectáreas.
La erradicación de cocales en concertación con los campesinos ha sido uno de los pilares de la política antidrogas de los pasados gobiernos de Evo Morales, que en 14 años lograron reducir esos cultivos en aproximadamente un tercio, a 23.100 hectáreas hasta 2018.
El programa 2020 fue lanzado en una base militar de El Alto, ciudad vecina a La Paz, en contraste con los anteriores inicios de destrucción de plantíos de coca realizados invariablemente en la región de Chapare, centro del país, en la época de Moraleso Morales.
Murillo afirmó que la eliminación de los cocales excedentarios era una tarea prioritaria para el actual Gobierno, remarcando que "lamentablemente la hoja excedentaria de coca se convierte en cocaína".
Bolivia es el tercer productor mundial de coca y cocaína, después de Colombia y Perú.