La autoproclamación de Guaidó, en enero de 2019, agravó la situación política de Venezuela y luego de que Washington, como era de esperar, reconociera su legitimidad, un numeroso grupo de países se sumaron, entre ellos España.
Hace dos semanas Guaidó llegó a Madrid y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez pasó de él y orientó a la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, encargarse de todo lo relacionado con el venezolano.
La posición de Sánchez distó mucho de la del mandatario estadounidense, Donald Trump, quien lo recibió con bombos y platillos, cual si hubiera sido un jefe de Estado electo, incluso lo alojó en la residencia destinada a los dirigentes de otros países, aledaña a la Casa Blanca.
Zapatero apoyó a Pedro Sánchez
La posición de Pedro Sánchez encontró respaldo en el otrora jefe de Gobierno y exlíder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero, quien consideró un acierto la determinación.
"En mi opinión no se equivoca Sánchez al no recibir a Guaidó, en mi opinión acierta", dijo Zapatero entonces en una entrevista con la Cadena SER, poco antes del arribo a Madrid del llamado presidente encargado de Venezuela.
Esta maniobra, sin embargo, encontró muchos críticos dentro de la oposición, sobre todo de la cúpula del conservador Partido Popular (PP), con Pablo Casado a la cabeza, quien acompañó al político venezolano en una manifestación en Madrid, en tanto el alcalde la ciudad, José Luis Martínez-Almeida —también del PP— le entregó las llaves de la urbe.
Zapatero, por su parte, defendió la posición de Sánchez y advirtió que en política internacional hace falta "un cambio de enfoque sobre Venezuela" y agregó que hay falta de información, lo cual dificulta la búsqueda de soluciones políticas efectivas.
Felipe González no piensa lo mismo que Zapatero
Otro exmandatario y también otrora líder del PSOE, Felipe González, emitió un comunicado en el cual considera a Guaidó como "único representante legítimo democráticamente, de acuerdo con la Constitución de Venezuela" ante el Gobierno de Nicolás Maduro y un grupo de acólitos, entre los cuales incluye al Tribunal Supremo y la alta jerarquía militar.
González no se inmiscuyó en la determinación de Pedro Sánchez de recibir o no en La Moncloa a Guaidó, pero si tomó partido y reconoció que está en contacto permanente con él, al tiempo que advierte que "la democracia en Venezuela ha desaparecido".
Según González la vida democrática venezolana desapareció "y ha sido sustituida por una dictadura tiránica que ha convertido a la república en un estado fallido".
Desde dentro del Gobierno
Pablo Iglesias, líder del izquierdista Podemos y ahora vicepresidente de Asuntos Sociales del gobierno de Sánchez, fue uno de los críticos del mandatario cuando España reconoció a Guaidó, hace poco más de un año, y aunque bajó el tono después de formar parte del Ejecutivo de coalición, mantiene su postura respecto al autoproclamado presidente venezolano.
Iglesias deja pasar pocas oportunidades para referirse al tema, la última este 10 de febrero, cuando apeló a unas palabras del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva para sacar a colación a Guaidó.
Sin embargo, aclaró que asume "que la posición política del Gobierno respecto a Venezuela la marcan el presidente del Gobierno y la ministra de Exteriores".
Como Gobierno, el de Sánchez mantiene el reconocimiento a Guaidó pero invita a las partes a buscar una solución negociada al conflicto político en Caracas, una posición muy diferente a la de Washington, que le aseguró al autoproclamado mandatario que si era necesario aplastaría a Nicolás Maduro con tal de llevarlo al Palacio de Miraflores.
Guaidó fue reconocido por:
- Estados Unidos
- la Unión Europea
- Colombia
- Ecuador
- Brasil
- Chile
- República Dominicana
- Perú
- Panamá, entre otros
El resto de las naciones mantiene el reconocimiento al presidente electo, Nicolas Maduro, entre ellas Rusia, cuyo canciller, Serguéi Lavrov, visitó Caracas en días recientes.