Las manifestaciones de protesta derivaron en violentos enfrentamientos entre los agentes de seguridad y los activistas. La Policía se vio obligada a usar cañones de agua para dispersar a la muchedumbre.
Debido a las manifestaciones convocadas por organizaciones como la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios o la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios, la PSU volvió a ser suspendida en varias universidades del país debido a la "falta de garantías de seguridad a los estudiantes y el personal docente". Alrededor de 80.000 alumnos no tuvieron la oportunidad de pasar la prueba debido a las protestas.
Los activistas afirman que la PSU es una prueba "segregadora" y "clasista" que ha privilegiado durante años a aquellos estudiantes egresados de colegios privados y de clase alta.