"Ningún informe es positivo, ya que identifican con más insistencia las dudas que desde la ciudad ya habíamos señalado" dijo en rueda de prensa la segunda teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona y responsable de Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz.
A partir de las conclusiones de unos estudios, el Gobierno municipal descartó instalar en el puerto de Barcelona una sede de la pinacoteca rusa con origen en San Petersburgo, una de las mayores del mundo.
El Ayuntamiento, que no descarta el futuro del Hermitage en otras zonas de la ciudad, pide a los promotores de esta iniciativa reformular el proyecto con el fin de dar respuesta a las dudas planteadas en los documentos.
"Siempre pusimos como condicionante que este proyecto tuviera garantías para su viabilidad y su adaptación a la ciudad, y también teníamos claro que la ciudad no quería correr riesgos", justificó la representante municipal.
Estos informes señalan problemas en cuanto al lugar propuesto para la instalación del museo, ya que se trata de un "callejón sin salida" que dejaría el edificio "aislado" y "con dificultades de accesibilidad y de acceso con transporte público".
"Tampoco se ve óptimo instalar el museo en el frente marítimo, teniendo en cuenta la fragilidad de la zona ante situaciones climáticas adversas", señalan los documentos encargados por el Ayuntamiento.
Asimismo, los informes ponen en duda la estructura organizativa del nuevo museo, que está basada en una fundación sustentada en una empresa de carácter inmobiliario y otra de cultural, lo que no deja claro que cumpla la legislatura catalana que especifica que "los museos deben ser entidades sin ánimo de lucro".
También consideran "optimistas" las previsiones de visitantes, que cifran en 850.000 personas el primer año, y se cuestiona que estos tengan que pagar la entrada entera, algo que "contraviene la función social" del museo.
Con respecto al impacto cultural que una sede del Hermitage podría tener para Barcelona, los análisis sostienen que en el proyecto propuesto "no existe la solidez" concebida por el que debía ser su director, Jorge Wagensberg, de "vincular arte y ciencia".
"El museo tendría un carácter de franquicia y de receptor de obras del extranjero que no reforzaría el potencial cultural de la ciudad", consideran desde el consistorio barcelonés.
"Este proyecto es de iniciativa privada, y evidentemente estudiaremos cualquier otra propuesta y la analizaremos como cualquier otro de los proyectos privados que nos llegan", concluyó la teniente de alcalde.
La apertura de una delegación del Museo Hermitage en Barcelona lleva varios años de demora, tras imprevistos como la muerte de Wagensberg en 2018, o los problemas de localización para la nueva sede, diseñada por el arquitecto japonés Toyo Ito.