El estudio fue publicado en la revista científica 'Medicina Ecológica y Aeroespacial'.
Según los científicos, el revestimiento de la EEI se destruye por la actividad de microorganismos y hongos que lo "devoran".
Las zonas más peligrosas se detectaron en el techo, ventanillas y una de las paredes del cuarto de aseo.
"El mayor crecimiento de microorganismos se detectó en las zonas 'frías' donde la probabilidad de condensación de la humedad atmosférica es alta", dicen los científicos.
Además de la condensación y la mala ventilación, otro factor que influye en el crecimiento de microorganismos es el ultrasonido.
"La magnitud de los daños corrosivos y el riesgo de despresurización de los módulos habitables condicionaron la necesidad de elaborar unos dispositivos para el monitoreo", señalan los científicos.
El dispositivo para detectar corrosiones se elaborará en el Instituto Ruso de Investigación Científica para Ingeniería Física y Metrología Radiotécnica.
Los ensayos del dispositivo se realizarán en la EEI.