Más de la mitad de los usuarios comunes de gimnasio consume regularmente suplementos proteicos para complementar su entrenamiento. Lo cierto es que no podemos vivir sin la proteína: la usamos para reparar tejidos y para producir hormonas y enzimas, por eso estos productos se venden como fuente imprescindible de proteína extra para ganar músculo, perder peso y optimizar los entrenamientos.
En los círculos científicos siempre ha estado presente el debate de si debemos suplementar la proteína que ingerimos de manera natural por otras vías, como serían los batido proteicos. La conclusión más compartida es que las personas que realizan entrenamientos intensos pueden tener una necesidad de suplementos ligeramente mayor de lo normal.
Uno de los procesos en los que más ayuda la suplementación de proteínas es el conocido como "síntesis de proteína muscular". Este consiste en la producción de músculo nuevo para reparar los músculos que se hayan dañado durante el entrenamiento, y los efectos que resultan de este proceso, según se cree, se potencian al ingerir proteína antes o después de entrenar.
Otro proceso a tener en cuenta en todo entrenamiento es el que ocurre durante el llamado "período refractario". La síntesis de proteína muscular se incrementa hasta pasados entre 90 y 120 minutos desde la ingesta de proteína, para después volver rápidamente a su estado basal aunque los niveles de aminoácidos sigan elevados. Esto también se deberá tener en cuenta a la hora de utilizar suplementos.
En cualquier caso, la musculación no es lo único en lo que el consumo de proteínas puede ayudar. También se ha demostrado que los suplementos proteicos mejoran la pérdida de peso si se consumen cuando se realiza una dieta hipocalórica. La proteína de suero, por ejemplo, ayuda a reducir el apetito y a mantener el tono muscular en el proceso de pérdida de peso.
Sin embargo, diferentes estudios evidencian que las dietas altas en proteínas no suplementadas son tan efectivas como las suplementadas. Es decir, podría ser que los batidos de proteínas no tengan muchos beneficios más allá de su comodidad a la hora de consumirlos.
Esto nos permite afirmar que, probablemente, no necesitemos suplementos proteicos para ponernos en forma, teniendo en cuenta las recomendaciones de dar prioridad a los alimentos reales. No obstante, si el suplemento es una ayuda para alcanzar el consumo mínimo de proteínas diario, seguramente no sea dañino.