Si pensaban que estructuras como las Montañas Rocosas, que dividen Norteamérica en una parte este y otra oeste, son propias solo de la Tierra, estaban equivocados. Un nuevo estudio arroja luz sobre el origen de la 'gran brecha'; un cisma que deja a un lado los planetas "terrestres", como la Tierra y Marte, y al otro, los "jovianos" (gigantes gaseosos), como Júpiter y Neptuno, formado poco después de crearse el Sol.
Los expertos sugieren que una estructura con forma de anillo desarrolló un disco alrededor del Sol durante sus primeros años, lo que dividió los planetas que lo rodeaban en dos grupos.
El término de 'gran brecha' fue acuñado por el dúo de investigadores y, aunque admiten que actualmente la estructura es más parecida a un simple cinturón de asteroides, insisten en que los astros de uno y otro lado están formados por materiales muy diferentes.
La respuesta podría estar en los anillos de gas y polvo que suelen rodear a sistemas estelares jóvenes, estructuras que llevan tiempo observándose desde el observatorio chileno de Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA). Un anillo de este tipo que rodeara al sistema solar habría creado bandas alternas de gas y polvo a alta y baja presión, y estas, a su vez, podrían haber colocado los primeros materiales que se formaron en nuestra galaxia en espacios diferentes.
En las montañas, "la 'gran brecha' provoca que el agua fluya en una u otra dirección", comparó Stephen Mojzsis. "Es parecido a cómo este golpe de presión habría dividido el material" en el sistema solar.
Sin embargo, el científico añadió que la barrera no es impenetrable y que algunos materiales de lo que es considerado el sistema solar exterior pudieron filtrarse a la zona de nuestro planeta. Y esos materiales son precisamente los responsables de que "tengamos agua" y "materia orgánica", apuntó Mojzsis.