Tras una espectacular explosión con emisión de gases y vapor de agua ocurrida la mañana del 9 de enero, "no hay necesidad de elevar el nivel de alerta, no es una preocupación mayor", dijo el general Sandoval en conferencia de prensa.
El alto jefe castrense dijo que la fumarola de gases produjo "caída ligera de ceniza" en el municipio Ozumba, en el central Estado de México, en las faldas del volcán, sin mayores alteraciones.
El material incandescente fue lanzado a un kilómetro de distancia del cráter, sin riesgo para los poblados agrícolas de la montaña, el más cercano a unos 12 kilómetros del cráter, por lo cual se mantiene la antigua prohibición de acercarse a menos de 12 kilómetros de la cima.
León recordó que ese tipo de actividad volcánica está dentro de "parámetros normales".
La actividad sísmica, volcánica y tectónica indica que "el volcán pasó una noche [de 9 de enero] relativamente tranquila, con 31 exhalaciones de baja magnitud" hasta la mañana del 10 de enero.
El coloso es uno de los más activos, pero también de los más vigilados del planeta, y las imágenes espectaculares se explican porque recién fueron instaladas dos nuevas cámaras de alta resolución, explicó León.
El nivel preventivo de Amarillo Fase 2, "exhorta a no acercarse al volcán" a más de 12 kilómetros del cráter.
Del 29 de marzo al 7 de mayo de 2019, el las autoridades elevaron el nivel de alerta a "Amarillo Fase 3" por primera vez desde 2013, cuando del el volcán lanzó rocas y fragmentos del tamaño de un automóvil a una distancia de hasta dos kilómetros del cráter.
Ese nivel de prevención se ha aplicado unas 20 veces desde 1996, cuando despertó el coloso, y es anterior a la "Roja Fase 1" que ordena evacuaciones.
Unas 40.000 personas viven en un radio de unos 15 kilómetros, y alrededor de 25 millones de habitantes viven a menos de 100 kilómetros de la cumbre volcánica.