Pero los objetivos a los que apuntan ambos, son bien distintos. Mientras el jefe de Estado galo pretende hacerse con el timón político de todo lo que se mueve en Occidente, ya sea de la Unión Europea, como de la Alianza Atlántica, su par estadounidense, con sus ojos de magnate empresario, ve un negocio para las arcas de la industria armamentística de su país. Un país que para mantener su 'estilo de vida' necesita constantemente de dinero fresco y abundante.
En este sentido, José Luis Orella. Dr. Historia y Dr. Derecho, señala que la gran interrogante actual es cuál es la finalidad de la OTAN. "La OTAN para mantener su existencia necesita una razón, y desde luego en este momento no hay ningún tipo de país [enemigo] por mucho que algunos medios de prensa hayan intentado buscarle un enemigo con Rusia o con China".
En todo caso, el enfrentamiento también está en el terreno facturero, porque Macron en nombre de la industria armamentística de Europa se atrinchera para defender esa parcela. En tiempos de necesidad, nadie quiere, ni puede, darse el lujo de regalar nada. Y Macron precisamente no está por esa labor.
La duda que puede sobrevolar es si los actuales movimientos del inquilino de la Casa Blanca respecto a esta institución, son producto de un proceso evolutivo de su estrategia, si ya lo tenía todo cocinado desde aquellos días en que se escuchaban sonoras carcajadas incrédulas de sus detractores al postularse como precandidato, o si la estrategia se redibujó.
"Quizás el único beneficiario [de esta situación] sería todo el elemento industrial armamentístico estadounidense. Por lo tanto, estaríamos a nivel interno [en EEUU], en pleno periodo de una campaña electoral presidencial, demandando una incentivación del motor industrial militar, que desde luego reduciría mucho más el desempleo estadounidense y potenciando esencialmente la visión de buen gestor que Trump está vendiendo en EEUU como principal tarjeta para que se le vuelva a votar", remacha el Dr. José Luis Orella.
