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Las zonas de sacrificio en Chile: depredación empresarial y abandono estatal

© Foto : Gentileza Comunicaciones OLCAPlanta de Pellets, en Huasco, Antofagasta
Planta de Pellets, en Huasco, Antofagasta - Sputnik Mundo
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El anuncio del cierre de cuatro centrales termoeléctricas a carbón en Chile realizado por el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, durante la COP25 trasladada a España, no dejó contentos a los medioambientalistas ni a los miles de chilenos afectados por extremos grados de contaminación, devastación e iniquidad en el país.

El ministro chileno anunció que cuatro centrales eléctricas a carbón cerrarán en los próximos años con miras a reducir las emisiones de dióxido de carbono durante la Conferencia Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), este diciembre.

El cierre adelantado se suma al plan general de descarbonización presentado por el Gobierno en 2019. El anuncio, si bien fue valorado, no contempla un plan definitivo para terminar con las llamadas zonas de sacrificio y es considerado insuficiente por organizaciones defensoras del medio ambiente y vecinos de los territorios saturados.

"Se trata básicamente de zonas donde hay una violación sistemática al derecho a la salud y a vivir en un medio ambiente libre de contaminación", señaló a Sputnik Lucio Cuenca, Director Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA)

"Es un crimen que se está perpetrando desde ya varias décadas en estas zonas, espacios expuestos a grados extremos de contaminación y de degradación de la calidad de elementos tan imprescindibles para la vida humana como son el agua o el aire, en medio de la indiferencia generalizada del Estado", agregó.

Las cifras negras del desarrollo

© Foto : Gentileza de Ricardo Quero ArancibiaMovilización por la situación medioambiental y de salud de la población de Puchuncaví y Quintero, Chile.
Las zonas de sacrificio en Chile: depredación empresarial y abandono estatal - Sputnik Mundo
Movilización por la situación medioambiental y de salud de la población de Puchuncaví y Quintero, Chile.

En Chile son reconocidas especialmente cinco comunas como zonas de sacrificio ambiental: los territorios de Tocopilla y Mejillones en la Región de Antofagasta; Huasco en la región de Atacama; Quintero-Puchuncaví en la región de Valparaíso, y Coronel en la región del Bío Bío, todas ellas en esta condición ambiental producto de una alta concentración industrial y de plantas termoeléctricas.

"Ser considerada una zona de sacrificio ha significado tener que asumir un tremendo costo. Asumir un daño que se genera en pos de un famoso desarrollo. El hecho de transformarse en un país desarrollado ha significado que comunidades como las nuestras sean intervenidas y sacrificadas a todo nivel, en todo el territorio, por empresas irresponsables", sentencia Pilar Triviño vecina y miembro del Movimiento SocioAmbiental del Valle del Huasco a Sputnik.

De acuerdo con un estudio de Chile Sustentable, de octubre del 2018, las 28 termoeléctricas a carbón que operan en el país son responsables del 91 % de las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2), 88 % de la totalidad de material participado (MP), 97 % de las emisiones totales de dióxido de azufre (SO2) y 91 % de las emisiones totales de óxidos de nitrógeno (NOx).

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Estas alarmantes cifras se dieron a conocer en medio de las sucesivas crisis en las comunas de Quintero y Puchuncaví en 2018, cuando sus vecinos sufrieron severas y reiteradas intoxicaciones, con síntomas como vómitos, mareos y fuertes dolores de cabeza, producto de la contaminación ambiental por la gran industrialización de la zona.

A estas zonas de sacrificio por concentración industrial también se deberían sumar los territorios devastados por la actividad forestal que daña y desfigura el ecosistema de estos lugares y que genera un desplazamiento forzado de las personas de los territorios afectados.

"La provincia de Arauco es una gran zona de sacrifico, donde está concentrada gran parte de la industria forestal, las plantaciones y la celulosa, donde confluye el sacrificio industrial de la celulosa y el silvícola que afecta directamente a las formas de producción campesina", puntualiza Sebastián Paredes historiador socioambiental y miembro del Colectivo medioambiental La Güiña.

​En palabras de Triviño, "todo lugar, todo territorio que es intervenido en forma industrial, sin una planificación, sin un pensar el territorio, sin ver qué necesitan y quieren las comunidades, sin pensar cuáles son los resultados de esa intervención, como es el caso de también de las forestales, son zonas de sacrificio".

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En estas áreas saturadas no hay cumplimiento del Derecho a vivir en un Medio Ambiente libre de contaminación, consagrado en la Constitución Política.

Para los especialistas en temas medioambientales esto es un asunto grave, porque el Estado ha legislado y normalizado una dramática realidad que en estricto rigor debiera cautelar.

"La Institucionalidad no está en beneficio del derecho de las personas de vivir en un ambiente libre de contaminación, sino que está en el derecho del despojo sistemático de la industria extractivita" dice Paredes.

"La normativa está hecha para el empresario, a la medida de las empresas, para trabajar lo más tranquilamente posible, lo más contaminablemente posible. Después de participar durante cuatro años en los planes de recuperación ambiental de Huasco y solicitar el cambio de las normas, estas resultan intocables. Las empresas no se tocan, las comunidades sí se tocan" denuncia Pilar Triviño.

El caso de Huasco

© Foto : Gentileza Comunicaciones OLCAEn la bahía de Huasco hay contaminación permanente con material particulado y gases quimiotóxicos
Las zonas de sacrificio en Chile: depredación empresarial y abandono estatal - Sputnik Mundo
En la bahía de Huasco hay contaminación permanente con material particulado y gases quimiotóxicos

La bahía de Huasco era reconocida por su belleza y fertilidad, características que cambiaron drásticamente a partir de 1978 cuando se instaló una planta pelletizadora de hierro de la Compañía de Aceros del Pacífico-CAP.

Esto generó la contaminación permanente con material particulado y gases quimiotóxicos de los suelos y la atmósfera de la zona, dañando gravemente y en forma paralela el ecosistema marino en la bahía Ensenada Chapaco, debido al vertimiento de residuos industriales al mar y sin la autorización correspondiente.

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A pesar del malestar ciudadano y de las denuncias realizadas por diversas organizaciones sociales, la situación empeoró en 1995 cuando entró en funcionamiento la termoeléctrica a carbón Guacolda, de la transnacional Aes Gener, que de forma ilegal comenzó a quemar coque de petróleo a partir de 1999, no logrando la autorización para esto hasta 2001, como denunció el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA). 

En un estudio de la misma ONG se señala que entre 2002 y 2005 las emisiones por material particulado (MP10) sobrepasaron sistemáticamente la norma de calidad, pero nunca se declaró zona saturada como correspondía según norma.

Recién en mayo del 2009 se solicitó a la Comisión Regional del Medio Ambiente declarar a Huasco como zona Latente o Saturada, lo que se oficializó en enero de 2011. Sin embargo, y con estos antecedentes la autoridad siguió posibilitando la ampliación de Guacolda, la ampliación de la Planta de Pellets CMP-CAP y la aprobación de la termoeléctrica Punta Alcalde de Endesa, con lo que se sentenció definitivamente a Huasco a ser una Zona de Sacrificio.

"Nuestra comunidad se ve sacrificada en muchos niveles, se ve sacrificada a nivel medioambiental, se ven sacrificados los medios de desarrollo ancestrales que tuvieron en su momento, en el caso específico de Huasco, la agricultura, la pesca u otras fuentes laborales por el impacto ambiental", explica Pilar Triviño.
© Foto : Gentileza Comunicaciones OLCAProtesta contra la central termoeléctrica Punta Alcalde, en Huasco, Antofagasta
Las zonas de sacrificio en Chile: depredación empresarial y abandono estatal - Sputnik Mundo
Protesta contra la central termoeléctrica Punta Alcalde, en Huasco, Antofagasta

En palabras de Triviño la saturación industrial del Valle del Huasco ha significado también la destrucción del tejido social de la zona, porque al ser pequeña, las fuentes laborales pertenecen a las empresas que intervienen en el lugar.

"No hay un desarrollo técnico en nuestros territorios y las comunidades viven condicionadas de las fuentes laborales que se les presentan, por lo tanto ligadas a la empresa. Aquí en Huasco, hasta hace muy poco, hablar de contaminación era un tabú y podías perder el trabajo, eso genera la división de las comunidades".

Quizás el efecto más grave para esta comunidad fue la contaminación con mercurio que presentaron varias las mujeres en edad fértil, debido a la combustión de carbón de las industrias de la zona, según un estudio internacional de mayo de 2016 en el valle del norte chileno y realizado en 25 países. 

A pesar de la preocupación y la desesperanza, junto con el temor de perder sus fuentes laborales, sectores de la comunidad de Huasco se organizaron y se movilizaron, y lograron que Endesa finalmente desistiera de la construcción de Punta Alcalde y que se dictaminara a comienzos de 2017 la eliminación del coque de petróleo como combustible, luego de 18 años de uso. Estos logros no fueron gratuitos, porque la empresa los condicionó a un aumento de su producción eléctrica.

Zonas de apartheid
CC BY 2.0 / Diego Correa / We forget the blueBahía de Huasco, región de Atacama
Las zonas de sacrificio en Chile: depredación empresarial y abandono estatal - Sputnik Mundo
Bahía de Huasco, región de Atacama

Lo que tienen en común las zonas de sacrificio, explica Triviño, es que son comunidades pequeñas o pobres, con escasas fuentes laborales, con muy poca representatividad política, con escaso acceso a medios de comunicación y personalidades que los interpreten y donde se concentra actividades industriales con una enorme generación de contaminación.

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"Se transforman en zonas de alta pobreza, contaminación, con pésimas condiciones socioeconómicas básicas, que han llevado a ciertos habitantes a tener condiciones de vida miserables, con pésimos estándares de salud y de marginación en general producto del extractivismo" sostiene Sebastián Paredes.

Esta descripción evidencia una tendencia clasista, al hacer coincidir la destrucción del medio ambiente con la pobreza, donde se desprecia a los sectores más desfavorecidos de la población en aras supuestamente del bien común. Disposición que también se evidencia en Til Til —comuna de la región metropolitana de Santiago— con la saturación de basurales o los llamados rellenos sanitarios y en los territorios mapuche y campesinos con la presencia de las forestales.

Frente a esta realidad la solución es una comunidad organizada e informada, donde su lucha y su esperanza es simple: quieren cambiar de zona de sacrifico a zona de beneficio.

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