Cargado de retos, este año que culmina fue para la isla quizás el más difícil de la década, teniendo en cuenta el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EEUU y que busca, según las autoridades de la isla, asfixiar al Gobierno y provocar una desestabilización social que provoque su caída.
Pese a esta beligerancia que se ha mantenido en activo —en mayor o menor magnitud— en los últimos 57 años, los cubanos emprendieron nuevos derroteros durante los últimos 12 meses, para tratar de conseguir modernizar su economía, dinamizar la sociedad y, sobre todo, darle un carácter institucional a cada reforma.
Cambios constitucionales
En febrero, los cubanos aprobaron una nueva Constitución que sustituyó a la que existía desde 1976, y que se presenta como más abierta a novedosas formas y estilos de gobierno, asumiendo "nuevas" formas de producción más allá de la gestión estatal, que capitalizó desde principios de la Revolución de 1959 toda la gestión productiva y empresarial en la isla.
Más de cuatro décadas después de ser suprimidos del vocabulario gubernamental, los cubanos tienen ahora presidente de la República, que no es la misma persona que el presidente del Consejo de Estado, y cerrará el año con un nuevo primer ministro.
Esto significa que ahora cuatro personas ocuparán los más altos cargos del país, que hasta hace poco se centraban en una única persona.
A pesar de esto, el PCC sigue rigiendo los destinos del país, pues según la nueva Constitución es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado.
Informatización de la sociedad
Otra de las prioridades para 2019 fue el proceso de informatización de la sociedad cubana, que trajo como consecuencia una ampliación de los servicios de internet a la población, con el despliegue de tecnologías de 3G y 4G que, en opinión de los especialistas, busca ampliar e impulsar el desarrollo y bienestar de la ciudadanía.
Entre los principales logros de la priorización de estos proyectos, estuvo un mayor acceso de la población a los servicios de internet a través de la telefonía celular, y de otros programas que ofrecen servicios domésticos, aunque su lado "flaco" siguen siendo los altos costos, en muchos casos poco viables de acuerdo a los ingresos promedios de la ciudadanía.
Doble moneda: tarea pendiente
Uno de los temas que no tuvo solución durante 2019 fue la esperada y necesaria unificación monetaria, una solución emergente adoptada en 2004 y que 15 años después se ha convertido en un verdadero atolladero que impide la fluidez de los mecanismos financieros estatales, provoca una inevitable distorsión contable, y mantiene en jaque al bolsillo del consumidor, que gana sus salarios en una moneda con un valor 24 veces menor que la que realmente necesitará para cubrir sus necesidades.
A pesar del incremento salarial puesto en vigor a mitad de año —que ronda los 40 dólares mensuales—, todavía los salarios siguen siendo insuficientes para encarar los precios impuestos en los mercados estatales, en el incipiente pero significativo sector privado, y en el inevitable mercado negro, que sigue marcando pautas a pesar de las medidas aplicadas para erradicarlo.
Eficiencia económica: otro pendiente
Aun cuando el Gobierno insiste en desatar las fuerzas productivas en toda la isla, siguen quedando pendientes resolver atajos, vicios, desaciertos continuados, desvíos de recursos que muchas veces rozan en la corrupción, y que, unido a las sanciones externas de EEUU, han puesto a la economía nacional en crisis.
Cuba potencia en este momento la inversión extranjera, uno de los renglones fundamentales, junto al turismo, para impulsar el desarrollo económico del país.
La presencia del capital foráneo ya se hace sentir en sectores vitales como turismo, construcción, logística, minería, energías —incluso en las renovables— agricultura, y transporte, entre otros, pero todavía no llega a eliminar los números rojos en las necesidades más inmediatas que tiene el país.
Impacto del bloqueo económico de EEUU
Nada que ocurra —o deje de ocurrir— en Cuba, podrá analizarse si no se tiene en cuenta el bloqueo económico, comercial y financiero que Washington impone a la isla desde hace casi 60 años, y que ha tenido un impacto negativo en el desarrollo en la economía cubana, y en otros importantes sectores sociales del país.
También redujo los envíos de remesas desde EEUU a los cubanos residentes en la isla, además de endurecer sanciones contra compañías navieras que transportan petróleo destinado al consumo en el país caribeño.
En julio, Washington amplió su lista de empresas cubanas sancionadas —que ya supera las 200— a varios hoteles, a los que se les prohíbe realizar operaciones financieras con ciudadanos y compañías estadounidenses.
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A su vez, desató una cacería financiera contra bancos extranjeros que hacían operaciones bancarias con Cuba, imponiendo elevadas multas, y contra empresas navieras y de seguros, para impedir que llegue combustible a la isla.
Desde el 10 de diciembre está vigente una medida anunciada en octubre, que suspende los vuelos de aerolíneas estadounidenses a nueve destinos en la isla, y unos días antes se había prohibido a Cuba rentar aviones a empresas de EEUU.
El embargo a Cuba impuesto por EEUU desde la década de 1960 y las sanciones aprobadas este 5 de agosto contra Venezuela comparten varias similitudes, a pesar de la distancia de estos dos hechos en la historia
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Según cifras oficiales, en casi seis décadas de aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero de EEUU contra Cuba, se han provocado perjuicios cuantificables por más de 922.630 millones de dólares, y solo de abril de 2018 a marzo de 2019 las pérdidas fueron valuadas en más de 4.343 millones de dólares, según las autoridades cubanas.