"Los empleados de Sputnik Estonia recibieron cartas del Departamento de Policía y la Guardia de Fronteras del país con amenazas directas de iniciar un proceso penal en su contra si ellos no dejan de trabajar con la organización matriz, MIA Rossiya Segodnya antes del 1 de enero de 2020", dice el comunicado.
Agrega que Tallin justifica esta medida con las sanciones impuestas por la Unión Europea el 17 de marzo de 2014 contra una serie de personas y entidades a la luz de los acontecimientos en Ucrania.
La oficina de prensa recordó que Rossiya Segodnya no está mencionado en ninguna lista de sanciones de la UE.
Asimismo, el representante permanente adjunto de Rusia ante la OSCE, Maxim Buyakévich, declaró el 18 de diciembre a Sputnik que Rusia espera que el representante para la libertad de prensa de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, Harlem Désir, responda ante la persecución a Sputnik por las autoridades de Estonia.
"Hemos expresado nuestra preocupación a la oficina de Désir, tenemos la situación bajo control y seguiremos de cerca su reacción", dijo Buyakévich.
La agencia también denunció que en los últimos meses los empleados de Sputnik Estonia fueron citados varias veces a oficinas de las fuerzas del orden y "les recomendaban con insistencia retirarse de la agencia".
A su vez, el director ejecutivo del grupo mediático Rossiya Segodnya, Kiril Vishinski, declaró que planteará el tema de amenazas a los empleados de Sputnik Estonia en la reunión del Consejo Presidencial para la Sociedad Civil y los Derechos Humanos de Rusia.
"Mañana plantearé este tema ante el Consejo y pediré a mis colegas que reaccionen de alguna manera a estas acciones de las autoridades estonias hacia los periodistas", dijo Vishinski a Sputnik.
El mes pasado, la directora de Sputnik y RT, Margarita Simonián, reveló que la labor de Sputnik Estonia se ve obstaculizada como nunca, pues ese país cuenta con una verdadera "maquinaria totalitaria", cuya labor culminó con la suspensión del contrato de alquiler del inmueble que ocupaba la redacción de Sputnik en Tallin.
Entre los métodos utilizados por Tallin y denunciados anteriormente por la periodista, se encuentra el cierre de cuentas bancarias y la intimidación de sus empleados por parte de los servicios de inteligencia.
Para Simonián, se trata de una presión sin precedentes, que pone en duda la intención de Tallin de cumplir los principios de democracia y libertad de expresión.
A principios de este mes de diciembre, la Embajada rusa en Estonia confirmó una "presión administrativa sin precedentes" sobre Sputnik en el país y señaló que el Gobierno estonio presiona a bancos y empresas nacionales para que suspendan sus relaciones con la agencia rusa.
