"Todos los animales están vivos y se adaptaron con éxito a la vida salvaje", indicó el instituto en un comunicado, citando a su director, Kiril Kolonchin, quién sostuvo una reunión de trabajo sobre el tema con el vice primer ministro ruso Alexéi Gordéev.
En 2018, activistas de Greenpeace denunciaron que Rusia había vendido ilegalmente a China en los últimos cinco años al menos 15 orcas, valoradas en millones de dólares cada una, y que existían planes para exportar otros 13 mamíferos, que están inscritos en el Libro Rojo.
Posteriormente se descubrió que en la bahía Srédniaya, en la costa rusa del Pacífico, estaban cautivas 10 crías de orcas y 87 crías de beluga.
La llamada 'cárcel de ballenas' acaparó gran atención internacional y dio origen a una campaña que recogió casi 1,6 millones de firmas a favor de su liberación en la plataforma Change.org.
La Fiscalía Ambiental de Vladivostok confirmó las irregularidades cometidas por la Agencia Federal de Pesca y compañías de captura y abrió expediente penal por captura ilegal y trato cruel a animales.
El primer grupo de animales fue soltado en junio y desde entonces se llevaron a cabo varias operaciones de su liberación.
Los últimos cetáceos fueron liberados el pasado 10 de noviembre.