Al convertirse en uno de los principales actores en Siria, Rusia ha podido reforzar claramente su posición en Oriente Medio. El puerto de Tartus y la base aérea de Hmeymim se convirtieron en el primer puesto militar de Moscú en esta región en muchos años.
Asimismo, la postura pragmática del Kremlin sobre Oriente Medio ha permitido a Moscú no solo reforzar sus vínculos con Irán, sino también con su rival regional, Arabia Saudí.
El duro conflicto entre Irán e Israel no impide que Rusia mantenga estrechos lazos políticos con Tel Aviv.
En cuanto a Washington, el éxito de la Administración Trump en esta área no es tan obvio.
El reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado judío y el reconocimiento de los asentamientos israelíes en el territorio de Palestina contribuyeron a fortalecer aún más la influencia de Washington en Israel. Sin embargo, las acciones de Estados Unidos "reducen la esperanza" de una solución pacífica al conflicto palestino-israelí, escribió The New York Times.
EEUU también prevé reducir su presencia en Afganistán. A lo largo del 2019, Washington ha estado negociando con los talibanes radicales —organización terrorista prohibida en Rusia—, que controla hoy en día gran parte de Afganistán. Sin embargo, hasta ahora las negociaciones no han tenido éxito.
Para Moscú, los dirigentes afganos también se han convertido este año en un importante interlocutor político. Al igual que Estados Unidos, Rusia ha estado negociando con los talibanes, pero hasta ahora no se ha logrado ningún progreso significativo.
Moscú hizo muchos intentos en 2019 para llevar a las partes del conflicto a la mesa de negociaciones. A finales de noviembre pidió a los socios extranjeros que estudiaran el concepto de seguridad colectiva de Rusia en el golfo Pérsico.
Las relaciones de EEUU y Rusia en Oriente Medio no se pueden reducir a un mero binomio de victorias y derrotas, señaló a Gazeta.ru Theodore Karasik, de Gulf State Analytics.
"El mundo árabe ve que Rusia está activa en Oriente Medio; EEUU pierde el tiempo en vano, pero a veces crea sorpresas inesperadas para Moscú. El interés de Rusia en Oriente Medio es un proceso a largo plazo, y hoy podemos ver un mundo árabe 'dividido' con su giro parcial de Occidente a Oriente", declaró.