Washington amplió el 11 de diciembre pasado la lista de las compañías y ciudadanos de Irán a las que aplicará sus sanciones, agregó a la aerolínea Mahan Air y decenas de sus aviones, así como a un ciudadano de Irán, cinco empresas de Irán, China y los Emiratos Árabes Unidos y dos embarcaciones.
Los bienes de las compañías agregadas serán embargados en la jurisdicción de EEUU, y a los ciudadanos de EEUU se les prohibirá hacer negocios con ellas.
"Estas sanciones apuntan directamente contra el bienestar de los iraníes de a pie, pero ninguna presión de ningún Estado extranjero podrá intimidarles. Es una nueva etapa del terrorismo económico que EEUU aplica contra los iraníes", escribió Miryousefí en Twitter.
These sanctions are directly targeting ordinary Iranians' livelihood, but they will not be cowed by pressures by any foreign power. And another step in the US' #economicterrorism against Iranians, who are never fooled by the US's crocodile tears. https://t.co/auADdefR3H
— Alireza Miryousefi (@miryousefi) December 11, 2019
En julio de 2015, Irán y seis mediadores internacionales —Rusia, Estados Unidos, el Reino Unido, China, Francia y Alemania– firmaron el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC, conocido como pacto nuclear), que impuso una serie de limitaciones al programa nuclear iraní con el objetivo de excluir su posible dimensión militar, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
Un año después de la retirada de EEUU, Irán comenzó a recortar gradualmente el cumplimiento de sus compromisos nucleares ante la falta de avance por parte del resto de países signatarios para contrarrestar las restricciones norteamericanas.
El 6 de noviembre pasado, Irán por cuarta vez se negó a cumplir los compromisos derivados del pacto nuclear y empezó a usar centrifugadoras de la planta de Fordo para el enriquecimiento del uranio, mientras el PAIC establece que con este fin puede utilizarse solo el centro nuclear de Natanz.