Gran parte del viaje del elefante marino se dio a través de las aguas de la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), una de las más importantes en nuestro sistema climático porque facilita el intercambio de calor y de otras propiedades entre los océanos que une", detalló la agencia espacial estadounidense.
El problema de la CCA, sin embargo, es que, además de ser extensa y estar ubicada en una parte especialmente remota e inhóspita de nuestro planeta, es bastante turbulenta. Esto hace que sea una de las corrientes más difíciles de observar y monitorear, razón por la cual la NASA reclutó para el trabajo un elefante marino que nada en estas aguas.
A lo largo de los tres meses que duró el experimento, el animal realizó alrededor de 80 inmersiones diarias a profundidades de entre 500 metros y un kilómetro. "Mientras tanto, recopiló un flujo continuo de datos que ha proporcionado una nueva visión de cómo el calor se mueve verticalmente entre las capas oceánicas en esta región volátil". Las informaciones obtenidas por el elefante marino son valiosas y ayudan en el proceso de comprensión de la cantidad de calor solar que el océano es capaz de absorber, explicó la NASA.