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Una trampa mortal: ¿por qué los autobuses de dos pisos son tan peligrosos?

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La reiteración de accidentes fatales que involucran a autobuses de dos pisos en América Latina no es una casualidad, según expertos. El ingeniero chileno Francisco Fresard explicó a Sputnik por qué estos coches son más "propensos al volcamiento" y aumentan el peligro para los pasajeros, sobre todo del piso superior.

"Los autobuses de dos pisos se deberían prohibir en Chile y probablemente en el resto de América Latina", sentenció el ingeniero especializado en Transporte Francisco Fresard en entrevista con Sputnik. La cantidad de siniestros fatales con este tipo de vehículos en la región volvió a encender la alarma y el debate.

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Entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre se produjeron dos siniestros de tránsito con autobuses de dos pisos en Argentina y uno en Chile. El más grave se dio en una carretera chilena de Taltal, donde el coche cayó por un barranco, provocando la muerte de 21 personas. Poco antes, en Lezama, provincia de Buenos Aires, habían fallecido dos niñas.

La lista de accidentes con coches de dos pisos en América Latina es extensa y abonó las reiteradas advertencias de expertos que no dudan en señalar los riesgos que presentan este tipo de unidades, especialmente cuando deben hacer trayectos de larga distancia a través de carreteras.

Según Fresard, la clave del peligro es que "los buses de dos pisos son muy propensos al volcamiento", producto de su estructura. Paradójicamente, el problema no está en su altura. De hecho, indicó el ingeniero, los coches de dos pisos suelen superar tan solo por 15 centímetros los 4 metros que, en general, miden los coches de un solo nivel.

"La diferencia notable es que [en los coches de dos pisos] la mayor cantidad de pasajeros va en el segundo piso. Se coloca un componente importante del peso a 2,50 metros, con la consecuencia de un desplazamiento del eje vertical. El centro de gravedad sube lo suficiente para hacerlo propenso a la volcadura", explicó Fresard.

Para evitarlo, agregó el especialista, los autobuses deben superar dos pruebas de seguridad internacionales: una que testea la propensión al volcamiento y otra que mide la rigidez de su estructura para determinar qué tanto protege a los pasajeros en caso de un vuelco.

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Según Fresard, el problema radica en que en muchos casos los fabricantes desisten de cumplir con ambas normas. "Para asegurar la protección de los pasajeros el techo debe ser estructuralmente firme. Eso lo hace más pesado y en esos casos no cumple la prueba de volcamiento, que se hace inclinando el bus hasta 28 grados", señaló.

En síntesis, los fabricantes desisten de hacer techos lo suficientemente firmes para asegurar pasar la prueba de volcamiento. Así, el piso superior de los coches suele quedar más indefenso, justamente donde van la mayoría de los pasajeros. Según el ingeniero, esto sucede porque las autoridades de los países no los obligan a cumplir sí o sí con ambas normas, en teoría obligatorias.

Otro factor: las sinuosas rutas latinoamericanas

Los buses de dos pisos son habituales en ciudades europeas, donde son utilizados para cumplir servicios de transporte urbano, como en el Reino Unido, o para servicios turísticos, como en la mayoría de las grandes urbes.

Fresard indicó que la circulación en la ciudad le sienta bien a este tipo de unidades. "Esos buses andan bien a 60 kilómetros por hora y doblando en intersecciones urbanas, que generalmente son de 8 o 12 metros, a velocidades reducidas, por lo que no hay riesgo de volcamiento", explicó.

"En Latinoamérica se usan para el transporte interurbano y ahí hay un riesgo importante porque las velocidades son altas y no necesariamente todas las curvas son adecuadas para velocidades altas", comentó Fresard.

Tomar curvas difíciles a velocidades mayores a 85 kilómetros por hora significa un riesgo para este tipo de autobuses. Nuevamente quienes quedan más expuestos son los que viajan en el piso superior, dado que "la física clásica" demuestra que quienes viajan más alto alcanzan una velocidad lineal mayor que los del piso inferior. Eso les asegura que, en un siniestro, sufran un impacto mayor.

En efecto, en países como Chile y otros de la región andina, las carreteras suelen presentar grandes pendientes o desniveles que significan un desafío más para los autobuses de dos pisos.

Solo para expertos

Según Fresard, los riesgos asociados a los coches de dos pisos ameritan que únicamente sean conducidos por choferes experimentados. En ese sentido, recomendó que los conductores de este tipo de unidades "tienen que tener muchos años de conducción de buses de un piso".

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Además, consideró que los conductores deberían entrenarse en unidades de dos pisos equipadas con muñecos, de forma de simular el peso real que deberán administrar en un viaje con pasajeros.

Esto se hace necesario para que los conductores estén más preparados y logren evitar perder el control del autobús, algo que en las unidades de dos niveles se torna fatal. "Cuando el conductor se da cuenta de que perdió sustentación en el suelo y va a volcar ya no tiene ninguna posibilidad de recuperarlo", lamentó.

¿Hay solución?

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Para Fresard, no hay dudas de la necesidad de que los países de la región sean más exigentes con este tipo de coches, prohibiendo su utilización en rutas de larga distancia.

Además, señaló que actualmente existen alternativas como los buses de un nivel y de 15 metros de largo que le permite alojar a unos 55 o 60 pasajeros, una cantidad similar a la de los coches habituales de dos pisos. Son unidades que también tienen eje trasero direccional, lo que les permite "dibujar las curvas y que no se salgan a la pista contraria".

"Esto demuestra que el argumento de que los costos no dan no es un tema. Además, jamás se debe discutir la vida o la salud humana frente a intereses económicos", remarcó el experto, indicando que la responsabilidad de establecer cambios le cae tanto a empresarios como a las autoridades.

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