"La misión en la COP25 será hacer valer precisamente la promesa de los países ricos a los países en desarrollo de suministrar recursos suficientes para que se remunere a Brasil por el trabajo que ya está haciendo", afirmó el ministro en una comisión en la Cámara de Diputados, según recoge el portal G1.
Según el ministro, la delegación brasileña en la cumbre intentará desarrollar al máximo el artículo 6 del Acuerdo de París, que prevé contribuciones voluntarias a países en vías de desarrollo que según el ministro serían del orden de 100.000 millones de dólares anuales.
El ministro remarcó que Brasil no pasará a hacer nada específico después de la COP25, porque en su opinión ya está haciendo lo suficiente, al tener reservas protegidas en los principales ecosistemas del país: la Amazonía, el cerrado y la mata atlántica.
El pasado mes de agosto, los gobiernos de Alemania y Noruega congelaron sus aportaciones al Fondo Amazonía, una herramienta del Gobierno brasileño que recoge ayudas de gobiernos extranjeros para preservar la selva amazónica.
Según los datos más recientes del Instituto de Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), entre agosto de 2018 y julio de 2019 la deforestación en la Amazonía aumentó un 30% en comparación con el mismo periodo del año anterior: se pasó de 7.536 a 9.762 kilómetros cuadrados de selva destruidos.
El principal compromiso de Brasil dentro del Acuerdo de París es acabar totalmente con la deforestación ilegal antes del año 2030, lo que según la mayoría de expertos es imposible teniendo en cuenta la actual tendencia al alza.