"El máximo de demostración de tolerancia: se utilizó equipo antimotines y ninguna arma de dotación", aseguró Jarrín al referirse al intento de toma de un rastrillo militar en Quito durante las protestas.
En dicha base militar, ubicada al sureste de Quito, hay arsenales y helicópteros, entre otros elementos propios de esas instalaciones.
"Se pueden imaginar lo que ocurriría cuando una muchedumbre ataque, ingrese y quiera destruirnos", preguntó Jarrín, y enfatizó que, pese a ello, la orden que recibieron los militares fue no utilizar armamento letal para combatir a quienes quisieron ingresar a la base.
En su comparecencia, Jarrín también afirmó que durante las protestas hubo organización y planificación de tipo militar, así como injerencia de grupos insurgentes.
Según el ministro, en los enfrentamientos con las fuerzas del orden los protestantes establecían tres líneas de ataque: la primera con escudos metálicos y de madera; la segunda en la que se ubicaban lanzadores de cócteles molotov y cohetes hechos con voladores; y la tercera en la que se ubicaban los que daban las orientaciones.
Según la Defensoría del Pueblo de Ecuador, durante las protestas fallecieron 11 personas, hubo 1.192 aprehensiones y 1.340 heridos.
Datos del Ministerio de Gobierno dan cuenta que durante las jornadas de protesta 42 ambulancias fueron agredidas, 435 policías heridos, 202 retenidos, 26 unidades de Policía Comunitaria destruidas y 108 vehículos policiales afectados, algunos de ellos incinerados.
