"Ante este hecho en Bolivia, hemos iniciado una movilización general de toda nuestra fuerza, de toda nuestra capacidad organizativa popular en Venezuela, para estar en alerta ante cualquier intento violento inconstitucional, antidemocrático y no electoral que pueda impulsar la derecha en los próximos días", afirmó Díaz.
La también vicepresidenta de agitación, propaganda y comunicación del Partido Socialista Unido de Venezuela, hizo estas declaraciones luego de que el mandatario de EEUU, Donald Trump, indicara el 11 de noviembre que la renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia era una señal para los gobiernos de Nicaragua y Venezuela.
Por su parte, el mandatario venezolano Nicolás Maduro acusó a EEUU de los acontecimientos que se han registrado en Bolivia y respondió a Trump que estaba listo para dar la pelea.
Golpe en Bolivia fue "programado"
Díaz hizo hincapié en que lo ocurrido en Bolivia debe ser asumido por la comunidad internacional como un golpe de Estado y afirmó que se trata de una acción que había sido planificada.
"Este episodio de Bolivia estuvo preconcebido, programado y entrenado para que sucediera de esta manera", aseveró.
La asambleísta aseguró que lo acontecido en Bolivia rompe el orden constitucional de ese país y atenta contra las normativas internacionales.
"No podemos descontextualizar este horror que se ha registrado en Bolivia, esa violación del derecho internacional se trata de la consecución por la vía de la fuerza de lo que no pudieron conseguir a través de los votos", apuntó.
Añadió que "esto es un ataque a Bolivia, pero también es un ataque a todos los procesos progresistas que están en la región, que se han consolidado, y que vienen a retomar el poder por la vía democrática, como ha ocurrido en Argentina y es una reacción que también apunta hacia nuestro país, hacia Venezuela".
El 10 de noviembre, luego de que la Organización de los Estados Americanos anunciara que hubo irregularidades en las elecciones del 20 de octubre, Morales decidió convocar a nuevos comicios.
Sin embargo, las movilizaciones continuaron y la Policía y las Fuerzas Armadas solicitaron al ahora expresidente que renunciara.
El 12 de noviembre el exmandatario boliviano arribó a México, país que le ofreció asilo.