"Durante la reunión las partes intercambiaron opiniones sobre el desarrollo de la situación en Bolivia", dice el comunicado.
El líder indígena Evo Morales, que lleva en la presidencia de Bolivia desde 2006, dimitió el 10 de noviembre en medio de violentas protestas y tras petición expresa por parte de la Policía y las Fuerzas Armadas.
La renuncia se produjo poco después del anuncio de nuevas elecciones generales, y en la misma fecha en la que auditores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sugerían repetir la votación en Bolivia ante la imposibilidad de validar la victoria de Morales en la primera vuelta de los comicios del 20 de octubre pasado.
La dimisión de Morales desató una situación de vacío de poder e inseguridad con acciones de vandalismo, saqueos, ataques a domicilios y cortes del agua potable en la noche del 10 de noviembre.
Varias naciones, entre ellas Cuba, México y Venezuela, calificaron lo sucedido como un golpe de Estado.
Tras la renuncia de Morales y buena parte de la cúpula dirigente, incluido el vicepresidente Álvaro García Linera y la titular del Senado Adriana Salvatierra, la segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, Jeanine Áñez Chávez, reclamó que le corresponde a ella asumir provisionalmente la presidencia de Bolivia para convocar nuevas elecciones.