"Estoy muy feliz, por fin logramos lo que queríamos", expresó una de los manifestantes, María Susana Vargas.
A finales de octubre, miles de personas se echaron a las calles de varias ciudades bolivianas para protestar contra los resultados de las elecciones presidenciales del 20 de octubre y la reelección del mandatario Evo Morales. Las protestas derivaron en violentos enfrentamientos entre los activistas y los agentes de Policía.
Tras las violentas protestas, el presidente indígena renunció al cargo y se dirigió a la nación junto al vicepresidente, Álvaro García Linera, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, y la ministra de Salud, Gabriela Montaño.
"Ahora deben estar satisfechos Mesa y Camacho: han logrado su objetivo. Estoy renunciando para que no sigan quemando la casa de mis hermanos, que no sigan robando a las familias, que no incendien casas de familias", declaró Morales.