La embarcación, que es la primera de una clase de nueva generación que servirá durante 50 años como la pieza central de la defensa de EEUU, se puso a prueba entre los días 25 y 30 de octubre, antes de volver a la base naval de Norfolk.
Además, Rutan, puso de relieve que es necesario tener paciencia en las etapas de desarrollo del USS Gerald R. Ford.
"Se necesita un poco de paciencia para darle a la Armada una embarcación con la flexibilidad y la resistencia que necesitará durante los próximos 50 años para adaptarse rápidamente a las amenazas emergentes en todos los dominios marítimos en apoyo de las prioridades generales de construcción naval de la Armada", apuntó Rutan.
La inclusión de este portaviones en la Marina de Guerra del país norteamericano estaba prevista inicialmente para septiembre de 2014, pero luego fue pospuesta para septiembre de 2016.
Su historial ha estado plagado de sobrecostos y problemas. El potente navío ha sido criticado por ser demasiado costoso en una época en la que las armas antibuque están siendo desarrolladas activamente por todos los rivales de la Armada estadounidense.