"Por supuesto, consideraremos las medidas de respuesta, como es habitual en la práctica diplomática", dijo Grushkó al comentar el tema.
El 28 de octubre, la agencia de noticias Focus, citando a la Cancillería búlgara, informó que las autoridades de Sofía expulsaron del país a un diplomático ruso sospechoso de realizar actividades de espionaje.
El medio señaló que se trata del primer secretario de la Embajada rusa en Bulgaria, que supuestamente desde septiembre de 2018 ha llevado a cabo "reuniones regulares de conspiración" con ciudadanos búlgaros para acceder a "información clasificada sobre la República de Bulgaria, la Unión Europea y la OTAN".
Se informa que el ciudadano ruso ya había abandonado Bulgaria.
El último caso de expulsión de un diplomático ruso de otro país tuvo lugar en agosto pasado.
Entonces las autoridades ucranianas declararon persona no grata a un diplomático ruso que trabajaba en el consulado general de Rusia en Leópolis.
Según el Servicio de Seguridad de Ucrania, el diplomático, supuestamente, realizó actividades de espionaje, acusación que Moscú tildó de infundada.