En su opinión, la de las relaciones internacionales es una de las áreas que más sufrirá el impacto del nuevo Gobierno a medio y largo plazo: "Brasil siempre tuvo una postura multilateral, fue una voz respetada en los organismos multilaterales", dijo, y criticó la actual "postura de vasallaje hacia los EEUU, sin obtener ninguna contrapartida".
Sin embargo, recientemente se supo que EEUU sigue priorizando la entrada de Argentina y Rumanía antes que Brasil.
Haddad dijo a Sputnik que no tenía "muchas expectativas" sobre el Gobierno de Bolsonaro y sostuvo que sus errores, sobre todo en educación, medio ambiente y política exterior, tendrán efectos muy dañinos en el futuro.
En el ámbito económico pronostica un escenario de "crecimiento mediocre", del 2% al año a partir de 2020 o 2021, pero en una sociedad "más intolerante, y tan desigual como siempre fuimos", lamentó.
Criticó que la lucha contra la pobreza y la desigualdad no estén en la agenda de Bolsonaro y afirmó que el neoliberalismo no es una receta adecuada para Latinoamérica.
Logró captar buena parte del capital político de su mentor y se colocó en el balotaje, pero perdió contra Bolsonaro por un amplio margen: 55,1 contra 44,8% de los votos, 57 millones frente a 47.
El Partido de los Trabajadores sufrió una derrota histórica y sólo mantuvo el liderazgo en los estados del noreste, su tradicional granero de votos.
"Yo personalmente hice todo lo posible, todo lo que estaba a nuestro alcance", dijo Haddad a Sputnik, y subrayó la anomalía que supone tener "un aparato del Estado al servicio de una candidatura, eso sería crimen en cualquier país del mundo".
No obstante, el político izquierdista asumió que el partido no estaba listo para la batalla que se libró en las redes sociales y en WhatsApp, donde predominaron las noticias falsas contra él y contra la que iba a ser su número dos, Manuela d'Ávila (Partido Comunista de Brasil).
"Nos preparamos mal para la guerra digital que ellos prepararon contra nosotros (…) era un esquema con dinero y patrocinadores de fuera de Brasil", criticó Haddad, quien lamentó la poca disposición de la Justicia a investigar lo que de verdad ocurrió en las elecciones del año pasado.
Haddad asumió que no hay una "fórmula mágica" para aliviar el "antipetismo" y el odio a la izquierda que se instaló en buena parte de la sociedad brasileña, que cree que sigue muy dañada por la crispación que generaron las elecciones y por el discurso de odio que promueve la ultraderecha.
"Estamos muy próximos de un desenlace, es cuestión de días", comentó, recordando que en breve el Tribunal Supremo Federal deberá decidir sobre los recursos de la defensa que cuestionan la imparcialidad de Moro y de los fiscales y que piden la anulación total de la condena.
Haddad no descarta que Lula vuelva a ser candidato en las elecciones de 2022, pero advirtió que falta mucho tiempo, y que en caso de que no pudiera asumir el reto, se muestra dispuesto a repetir.
"Si Lula o el PT entienden que pueden aprovechar a Haddad… yo digo que soy un jugador que llega a su hora, hace el calentamiento, los ejercicios, dieta… Me preparo para el partido", dijo Haddad, quien ahora hace compatible su trabajo como profesor en la Universidad de Sao Paulo con los actos de militancia en el Partido de los Trabajadores.