"Llegaremos tan lejos como el pueblo quiera", aseguró a los periodistas el presidente catalán, Quim Torra, antes de desfilar junto a riadas de manifestantes por la calle Marina de la capital catalana.
Bajo el lema "Libertad", partidarios de la independencia procedentes de toda Cataluña volvieron a responder positivamente a la llamada de los líderes catalanes y se manifestaron en un ambiente festivo aunque altamente reivindicativo.
La Guardia Urbana de Barcelona contabilizó unos 350.000 asistentes a esta convocatoria que reunió en su cabecera a los principales dirigentes catalanes y a representantes de entidades simpatizantes del movimiento.
"Estoy aquí porque estamos cansados de España y para pedir la libertad de los presos políticos", contó a Sputnik Albert Font, un veterano de las movilizaciones independentistas que cree que la solución a la crisis política la tienen los ciudadanos.
Este comercial de Barcelona, como otros asistentes a la convocatoria, se mostró insatisfecho con la gestión de los políticos catalanes y españoles: "Entre todos nos están tomando el pelo, pero pienso que el pueblo les pasará por encima".
El Ayuntamiento de Barcelona, como prevención tras los disturbios en protestas previas, retiró todos los contenedores de basura de la calle.
"Ha sido como las manifestaciones anteriores, pero no sé si servirá para mucho", comentó a Sputnik la barcelonesa Núria López, que se mostró contraria a "cualquier violencia".
Por su parte, el presidente catalán reiteró su voluntad de ejercer la autodeterminación.
"Es nuestro compromiso, estamos al lado de la gente y haremos este camino juntos", pronunció Torra durante la movilización.
La marcha terminó con un acto en el que intervinieron varios representantes de entidades a favor de la independencia y miembros del gobierno catalán para pedir una vez más la libertad de los políticos encarcelados.
Las protestas comenzaron en Barcelona y siguieron en las grandes ciudades de Cataluña después de que el 14 de octubre se conociese la sentencia. Nueve de los líderes independentistas que habían organizado el referéndum sobre la independencia de Cataluña de 2017 fueron condenados por sedición, desobediencia y malversación, y enviados a prisión con penas de entre nueve y 13 años.
