El cuerpo celeste llamado 162082 (1998 HL1) se aproximará a una distancia mínima a las 17.21 GMT. Para la Tierra no representa ninguna amenaza, porque pasará del planeta a una distancia de 6,2 millones de kilómetros que es igual a 16 veces la distancia a la Luna.
A medida que los asteroides Apolo completan su viaje, también pasan cerca de otros planetas. Si los asteroides se acercan a estos planetas a distancias muy cercanas, pueden verse afectados por su atracción gravitacional, que altera las trayectorias de las rocas espaciales. Si esto sucediera, los asteroides podrían teóricamente cambiar su curso y terminar en colisión con la Tierra.
Por ejemplo, el asteroide (1566) Icarus después de acercarse a Mercurio, cambió tanto su órbita que a finales de la década de 1960 los científicos predijeron seriamente su caída en el océano Índico. No obstante, finalmente voló cerca de la Tierra a una distancia de 6,36 millones de kilómetros.
Los astrónomos registraron más de 10.000 asteroides de la clase Apolo de los cuales más de 2.000 se consideran objetos potencialmente peligrosos.