— Hay una guerra de versiones y entre otros rumores se dice que usted estaría viajando a Ecuador. ¿Es así?
— No. No creo que haya guerra de versiones, las cosas son tremendamente claras. Lo que sí hay es un blindaje de la prensa ecuatoriana, que ha sostenido a Lenin Moreno de una forma obscena en estos dos años y medio, hasta tal punto que la gente está reaccionando en las calles contra los reporteros de Teleamazonas, Ecuavisa, El Universo, El Comercio, y los sacan. No quiere saber nada de esta prensa. Sí de las pequeñas radios, de la prensa alternativa, comunitaria.
— Hoy la marcha hacia Quito fue duramente reprimida.
— Desde los últimos años de la dictadura militar no veo una represión tan brutal, con toque de queda, cesación de las garantías constitucionales y la represión física: golpear a manifestantes, disolver manifestaciones donde hay mujeres y niños con gases lacrimógenos… Ya tenemos varios muertos, centenas de heridos y más de 700 detenidos.
— La situación del gobierno es muy compleja. ¿Qué salidas le parecen posible?
— El gobierno de Lenín Moreno está acabado. Es un títere de los grupos de poder. Fue mi vice durante seis años, y para lograr algo de popularidad, con complicidad de la prensa dijo que había heredado una crisis económica. ¿Y él siendo vicepresidente no la vio? ¡Inconconcebible! El gobierno está acabado por sus propios errores. No hay golpismo como insinúa Lenín y la prensa. Lo que sucede es que la gente no aguanta más. Con él, las élites recuperaron el poder en base a trampas y a la traición. ¿Qué salida veo? Si se mantiene en el cargo, será más cero a la izquierda de lo que ya es hoy. En estos momentos está negociando con las cabezas visibles del movimiento indigenista CONAIE y con el Frente de los Trabajadores, dos organizaciones cuyos dirigentes apoyaron a Moreno hasta hace poco y que ahora se están viendo desbordadas por sus bases, por dirigentes jóvenes que se han organizado.
"Una opción es que revierta las medidas de aumento al gasoil. En ese caso, creo que el gobierno estaría más que muerto. Pero los líderes indigenistas tienen que conseguir algo. Yo creo que deben estar acordando con el FMI algún tipo de concesión potable y todos contentos. Todos contra Correa", sostuvo el ex presidente de Ecuador.
— Pero el gobierno ya está en muerte clínica, en estado vegetativo.
— Lo siguen apoyando los medios hegemónicos, el empresariado, el poder financiero, el militar, la policía y parte de la iglesia. Nuestra democracia es de plastilina, estos controlan todos los factores reales de poder, incluyendo instancias del Estado de las que se apoderaron, como el Consejo Electoral, para no dejarme participar en elecciones libres. Aún así soy optimista, creo que vamos a vencer.
— Como economista, ¿opina que era necesario volver al FMI en el caso de Ecuador?
— En diez años de mi gobierno no vimos una misión del FMI y nunca tuvimos una década tan próspera como la de 2007 y 2017, la década de la Revolución Ciudadana. Y no es la culpa del FMI, sino de quien se somete al él. Es parte del relato hacerle creer a la gente que todo estuvo mal y que la economía va a colapsar. Lo hacen para que la agente aguante pasivamente. Pero con eso se puede engañar seis meses o un año.
En 2017 creció la economía, en 2018 creció menos, en 2019 comenzó a decrecer. No había crisis, no había sobreendeudamiento, el déficit estaba en 5 por ciento, perfectamente manejable, pero no hay que olvidar que en 2016 tuvimos un terremoto que nos costó 3 puntos del PBI, y hubo que endeudarse para reactivar eso. En mi gobierno, la deuda pasó de 13 mil millones de dólares a 27 mil millones, pero invertimos 100 mil millones de dólares. Eso significa que como país, somos 86 mil millones más ricos.
— Para paliar esta situación, el gobierno dijo que creará un bono.
— Es para engañar a la gente, para demovilizar.
— Hay cierto modelo de procesamientos judiciales contra el expresidente Lula, el vicepresidente Jorge Glas y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y usted. ¿Responde a una estrategia común o es casualidad?
— Hay muchas similitudes entre el caso ecuatoriano y el argentino. Pero hay una gran diferencia. El presidente Macri es un tipo de derecha, la gente sabía qué estaba votando. Moreno, en cambio, se presentó como la izquierda, como la continuación de la Revolución Ciudadana. Ganamos y luego hizo todo lo contrario. Botó al tacho de la basura el programa de gobierno y adoptó el plan del candidato perdedor. Eso no existe en democracia, pero en América Latina puede pasar cualquier cosa, sobre todo con la complicidad del gobierno. Es impresionante cómo traicionó absolutamente todo. Es la antología del cinismo. Nadie puede mentir tanto.
Esto tiene dos patas: el linchamiento y la cooptación del poder judicial, con la presión mediática y política. Los jueces muertos de miedo esperan los titulares de la prensa para copiar sus sentencias y no los linchen a ellos. El vicepresidente electo de Moreno, como era un estorbo para lo que querían hacer, y ya sabían lo que querían hacer, fue víctima de un complot, desde la época de campaña para sacarlo de camino. Lo vincularon con el caso Odebrecht, con testimonios falsos, con pruebas forjadas, de la noche a la mañana aprobaron la medida cautelar para prohibirle salir del país. Lula está detenido en un cuartel militar. Jorge Glas era vicepresidente en funciones y está en una cárcel común, donde ha recibido 30 amenazas de muerte. La mejor manera de enfrentar este lawfare es cambiar la situación política, porque así cambiará la situación judicial de los dirigentes perseguidos.
— Usted fue uno de los primeros en hablar de la restauración conversadora. ¿Cree que se acaba esa ola y comienza a haber cambios en la región?
— Por supuesto. Ahora, no hay que dormirse sobre los laureles. Las PASO en Argentina fueron contundentes. Las encuestas le dan a Evo una ventaja cómoda, pero si hay una segunda vuelta es cuesta arriba. Hay que trabajar como si no tuviéramos un solo voto. En Uruguay está más difícil la cosa. Se ha acortado el ciclo. Yo soy medio escéptico de los ciclos. Cuando vino el neoliberalismo, a finales de los '80, se quedó con nosotros hasta principios de siglo. E iba dejando por el camino desastre tras desastre. Tuvimos la larga y triste noche neoliberal. Ahora se le está agotando la vida en dos o tres años.
— Los gobiernos progresistas cometieron errores. Si tuviera que pensar en los suyos, ¿a cuáles apuntaría?
— Si tenemos diez años de gobierno, ¿cómo no vamos a cometer errores? Le puedo hacer una lista por orden cronológico y alfabético, pero nunca nos equivocamos de lado, siempre estuvimos con las grandes mayorías. Nosotros duplicamos el tamaño de la economía, tuvimos un punto más de crecimiento que el promedio de América Latina, hemos sido campeones regionales en reducción de la pobreza y de la indigencia. Teníamos la peor infraestructura del continente. Hoy Colombia y Ecuador envidian nuestras carreteras. Siempre habrá un traidor y un corrupto, pero somos seres humanos, no parapsicólogos. Se han cometido errores, pero el mayor de todos los aciertos es que estuvimos del lado correcto.
— Muchos argentinos están decepcionado porque están perdiendo derechos que pensaban estaban más asegurados.
— Yo también creí que lo que habíamos creado tenía bases más sólidas. Es una de mis grandes decepciones. La destrucción en estos dos años y medio ha sido terrible. ¿Cómo es posible esto? Se llama prensa. A Moreno se le ha encontrado una cuenta offshore en Panamá. Y no la abren. Me han revisado todo y no pudieron encontrarme nada. Hacen honesto al corrupto y villano al héroe.
En el Estado de Derecho debe haber correcta información, si en lugar de eso tenemos manipulación, los medios nos roban la democracia. Es por eso que hemos retrocedido tanto, se ha engañado a la gente. Como no salimos del subdesarrollo, no tenemos adecuado acción colectiva, no hay buena educación, no hay talento humano ni capacidad crítica. Y nos dicen cualquier tontería y la creemos. Por ejemplo, dicen que Correa está en Barquisimeto desestabilizando al país con los 35 mil millones que robó. La manipulación es el principal factor.
— La prensa hegemónica.
— Cada vez que le diga prensa, es la prensa hegemónica. Los medios alternativos son la excepción en Ecuador.
— Ya que se encuentra en Bruselas quería preguntarle por la situación de Europa, el Brexit y el crecimiento de la extrema derecha.
— Es triste lo que está pasando. Europa tiene una deriva a la derecha incontestable. En las últimas elecciones europarlamentarias la derecha venció y los partidos de izquierda dieron un paso atrás. Bélgica es una de las excepciones, con el Partido de los Trabajadores y los ecologistas. Son los signos de los tiempos. Estas sociedades avanzadas son humanistas y democráticas mientras no tengan en riesgo su bienestar y sus intereses. Al rato que les empieza a venir los descartables, como dice el papa Francisco, ahí cierran todas las puertas. Lastimosamente está prevaleciendo esa tendencia xenofóbica, nacionalista en el mal sentido y de extrema derecha.