"Ata sus pies, entorpece la danza de Manna. Ata sus ojos, sus manos, sus pies, que deberían estar flojos para cuando Manna baile en el teatro", dice la maldición.
Se suplica la ayuda de varias deidades, entre ellas el dios egipcio de la escritura, la sabiduría y el juicio, Toth, con la cabeza de Ibis. También se invoca a los "demonios del cielo, los demonios del aire, los demonios de la tierra, los demonios del inframundo, los demonios del mar, de los ríos y los demonios de las fuentes".
Ancient 'Curse of the Dancer' Deciphered, Revealing Backstabbing Rivals https://t.co/CqIot6pqIU pic.twitter.com/MzK46OG4av
— Live Science (@LiveScience) October 7, 2019
Hasta ahora nadie había logrado leer la inscripción, cuando el historiador Attilio Mastrocinque, de la Universidad de Verona, en el norte de Italia, utilizó una técnica avanzada de imágenes para revelar mejor las características de la superficie de la tabla. Se trata de una técnica en la que se combinan numerosas fotografías de un objeto individual, cada una de las cuales se toma bajo diferentes condiciones de iluminación, para crear una imagen mejorada.
La tabla data del siglo VI, cuando el Imperio Bizantino controlaba la ciudad. En la antigua tradición griega y romana era frecuente enterrar inscripciones con maldiciones para dañar a rivales o alguien que simplemente les generaba odio u animadversión.