"Los intereses del país deben ponerse por encima de todo lo demás. [...] El diálogo debe allanar el camino hacia la comprensión, la reconciliación y el progreso", declaró este 4 de octubre la representante especial de la ONU y jefa de la UNAMI, Jeanine Hennis-Plasschaert.
Al mismo tiempo, advirtió que "no se puede esperar soluciones rápidas o milagros" debido al legado del pasado y a los numerosos desafíos del presente.
"Además, el Gobierno no puede hacerlo solo, es una responsabilidad conjunta", subrayó.
Por su parte, Marta Hurtado, portavoz de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó su preocupación por un gran número de muertos, heridos y detenidos en las protestas en Irak en un comunicado publicado en la página web de la oficina de Bachelet (Acnudh).
"Llamamos al Gobierno iraquí a permitir a los ciudadanos que ejerzan libremente sus derechos a la libertad de expresión y reuniones pacíficas", dijo Hurtado.
Subrayó que normalmente es posible controlar a la multitud sin fuerza, el uso de la cual se debe considerar "excepcional" y "el último recurso para defenderse de una amenaza inminente de muerte o lesiones graves".
"Cualquier uso de fuerza debe cumplir con las normas y los estándares internacionales de derechos humanos, incluidos los principios de necesidad y proporcionalidad", destacó la portavoz de Bachelet.
En este contexto, Hurtado llamó a investigar de forma independiente y transparente todos los casos cuando las acciones de los agentes de seguridad causaron muertes y lesiones.
El primer ministro Abdul Mahdi, en una alocución televisada en la madrugada de este 4 de octubre, hizo un llamado a la calma y prometió que su Gobierno pagará subsidios a las familias pobres y atenderá otros problemas como el desempleo, la corrupción o la falta de servicios básicos, pero al mismo tiempo dejó claro que no hay "soluciones mágicas" para responder de la noche a la mañana a los anhelos que se han ido acumulando durante décadas.
Respuesta del líder religioso de Irak
El líder religioso de Irak, el gran ayatolá Ali al Sistani, condenó el uso de la violencia durante las manifestaciones en la capital iraquí, Bagdad.
Destacó el peligro de actos de violencia tanto contra los manifestantes como contra los agentes de los servicios de seguridad.
Según el líder religioso, las autoridades del país "tienen la mayor responsabilidad de lo que está sucediendo" ya que ignoraban las demandas del pueblo de luchar contra la corrupción.
En este contexto, pidió a los legisladores iraquíes que tomen "medidas prácticas y claras" para combatir la corrupción.
Las protestas continúan
Este 4 de octubre agencia Shafaq comunicó que la Policía iraquí abrió fuego contra varios manifestantes cerca de la plaza Tahrir en Bagdad.
Una ola de protestas se desencadenó el 1 de octubre en Bagdad cuando unas 1.500 personas se reunieron en la plaza Tahrir (plaza de la Liberación), en el centro de la capital iraquí, frente al puente de Al Jumhuriya que conduce a la zona verde, un área fortificada donde se encuentran edificios gubernamentales y misiones diplomáticas.
Las manifestaciones por falta de servicios básicos, desempleo y corrupción se extendieron al día siguiente a otras provincias como Nayaf, Di Car, Wasit o Babil (Babilonia).