"Irán considera que lo que han hecho los yemeníes forma parte de las acciones defensivas del Gobierno legítimo de Yemen", dijo el diplomático en una rueda de prensa.
La situación en el golfo Pérsico está al rojo vivo después de los ataques con drones del pasado 14 de septiembre a dos instalaciones petroleras en el este de Arabia Saudí.
Los hutíes del movimiento yemení Ansar Alá, que también son chiíes, contra los que lucha la coalición árabe con Arabia Saudí a la cabeza, afirmaron que las empresas saudíes fueron atacadas por sus combatientes.
La coalición árabe también supone que Teherán está involucrado en esa operación, pero Irán, que comparte con los hutíes su filiación chií, refuta las acusaciones.
El ataque redujo en 5,7 millones de barriles la producción diaria de Saudi Aramco, estimada en unos 9,8 millones de barriles, y provocó una subida del precio del petróleo sin precedentes desde la guerra del Golfo (1990-1991), pero más tarde los costes bajaron ante la noticia de que Arabia Saudí no tardaría mucho en recuperar el volumen.