La política sudanesa Traji Mutafa dijo a Sputnik que la situación en el centro del país y en la periferia es muy diferente. En las provincias, las mujeres siguen siendo objeto de una discriminación colosal.
La fundadora del Partido Verde de Sudán, Aminah Ahmed Mujtar, tiene la misma opinión.
"A pesar de los tremendos logros de las mujeres sudanesas en las áreas más importantes de nuestra sociedad, a pesar de su coraje durante la revolución, todavía permanecen en la sombra política y no se las deja llegar al poder", dijo la política a Sputnik.
También señaló que, "durante la revolución, a las mujeres se les prometió el 40% de los escaños en el Gobierno, pero nos engañaron. De hecho, las leyes que humillan a las mujeres y limitan su libertad continúan aplicándose. Las sudanesas creemos que podemos alcanzar más. Queremos ser capaces de realizarnos según nuestras capacidades y potencial. Estamos a favor de una competencia justa".
Aseguró que el desempleo se había quedado al mismo nivel y el nepotismo también. Las mujeres todavía usan hiyabs y carecen de libertad para vestirse como quieran. "Si nos fijamos en la lista de mujeres que se dedican a la política, todas ellas han sido nombradas por la familia o por su partido. Nadie salió del pueblo", añadió Jawaher Hasan.
El golpe de Estado militar ocurrió en Sudán el 11 de abril tras cuatro meses de protestas populares. El presidente, Omar Bashir, fue destituido del poder y posteriormente encarcelado. El Consejo Militar Transitorio, formado por el Ejército, asumió el poder.
La durísima situación económica, el crecimiento de los precios de pan y la falta de cualquier libertad personal para los sudaneses detonaron la revolución.