"Tras el nombramiento de Zelenski tanto Rusia como Ucrania y el resto del mundo tuvieron ciertas expectativas (...) las relaciones entre Rusia y Ucrania dejaron en cierto grado de estar en punto muerto, como por ejemplo el intercambio de personas detenidas y condenadas" , dijo Matvienko a Sputnik.
El 7 de septiembre, Rusia y Ucrania liberaron de forma simultánea a 35 presos cada una, 70 personas en total.
"En este caso el Sr. Zelenski demostró su determinación para cumplir con la promesa de su campaña electoral", puntualizó Matvienko.
Sin embargo, la jefa del Senado ruso también expresó su decepción ante la falta de iniciativa por parte del líder ucraniano respecto al conflicto en Donbás.
Explicó que todos esperaban que Zelenski, siendo comandante supremo, ordenara el alto el fuego en Donbás, así como el levantamiento del bloqueo económico y la retirada del armamento pesado de la línea de separación entre las tropas ucranianas y las milicias.
Zelenski tampoco declaró "su compromiso con la aplicación de los acuerdos de Minsk firmados por Kiev, Donetsk y Lugansk", ni presentó "su hoja de ruta para la implementación gradual" de dichos acuerdos.
El presidente de Ucrania, a pesar de ciertas barreras como la de los "nacionalistas criados por [exlíder ucraniano Petró] Poroshenko", debe mostrar cuáles son sus principios, según Matvienko.
Estatus especial de Donbás
Además, presidenta del Senado ruso calificó como un gran error la negativa de Kiev de conceder un estatus especial a Donbás.
La jefa del Senado subrayó que las exigencias del este de Ucrania no son radicales: "La gente reivindica el derecho de elegir a sus autoridades, libertad económica y la posibilidad de hablar en su lengua materna".
"Si quieren preservar la integridad del Estado, no les queda otra opción: deben tomar en cuenta la opinión de la gente en Donetsk y Lugansk", dijo Matvienko.
Los políticos en Kiev, según ella, solo hablan de recuperar territorios, sin interesarse por lo que piensa la gente.
"Y están cometiendo un error. Allí viven personas de verdad que no han aceptado un golpe de Estado ni el giro de Ucrania hacia una política nacionalista", afirmó.
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia, cuyo balance la ONU estima en unos 13.000 muertos, además de 1,3 millones de desplazados.