"No permitiré que se desplieguen armas nucleares aquí (...) nunca, nunca, nunca, nunca lo permitiré a ningún país extranjero (...) ni a Estados Unidos ni al Reino Unido, ni a alguien más", dijo el líder filipino.
Aseguró que si tal cosa sucediera, se dirigía al lugar donde se instalaría el arma y exigiría a los extranjeros que la "retiraran".
Duterte también dijo que no había negociado la creación de alianzas militares debido a la paridad actual de armas y capacidades nucleares.
Si hay guerra, en su opinión, se convertirá en un fenómeno global y en el "fin del mundo".
Previamente, Duterte ya había declarado que reconoce el Tratado de Defensa Mutua del 30 de agosto de 1951 con Estados Unidos, pero que no le permitiría la instalación de misiles estadounidenses en el territorio del país. Según el mandatario filipino, el despliegue de armas en el territorio filipino sería una violación de la Constitución.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, declaró el día siguiente del fin del Tratado INF que apoya el pronto despliegue de misiles terrestres de mediano alcance en Asia.
A principios de agosto pasado, EEUU abandonó oficialmente el Tratado INF que prohibía el despliegue de misiles balísticos y de crucero con alcance medio y más corto —de entre 500 y 5.500 kilómetros—, y dos semanas después realizó la prueba de un misil de crucero de emplazamiento terrestre sujeto antes a las restricciones del acuerdo.
Rusia también suspendió su compromiso con el Tratado INF en respuesta a las acciones de EEUU, pero al mismo tiempo dejó claro que no desea implicarse en una nueva carrera armamentista.