“Lo único que le pido a la virgencita es que haya paz, que nos permita vivir en paz y tranquilidad, y que alguna vez todos los cubanos, vivan donde vivan puedan reconciliarse, dejar sus odios a un lado y vivir como lo que somos, un solo pueblo. No le pido nada más”, comentó a Sputnik María Teresa Espinosa, una anciana devota de la virgen.
La virgen de la Caridad del Cobre —o Cachita, como se le conoce popularmente en Cuba— trasciende los altares católicos y se ha convertido a lo largo de los siglos, en un referente socio-cultural para los cubanos, incluso hasta para los ateos que ven en ella un símbolo de unidad nacional.
Esto responde, según etnólogos y estudiosos de los fenómenos religiosos en Cuba, al sincretismo religioso-cultural en el que las divinidades católicas se entremezclan con las historias de los orishas africanos, desde sus características comunes, y forman parte de ese rico y complejo entramado que define a los nativos de esta isla.
Según documentos que se conservan en el Archivo de Indias de Sevilla, España, entre los años 1612 y 1613, la imagen de la virgen fue hallada en el mar por el negro esclavo Juan Moreno, acompañado de los hermanos Juan y Rodrigo de Hoyos, nativos indígenas, quienes se encontraban en una canoa buscando sal, y llevaron la imagen a tierra.
En 1915, los veteranos de la Guerra de Independencia escribieron una carta al Papa Benedicto XV pidiendo la proclamación de la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba.
En enero de 1998 el papa Juan Pablo II coronó y bendijo su imagen durante la tercera misa que ofició en la Plaza Antonio Maceo, de la oriental ciudad de Santiago de Cuba, provincia donde está enclavado el Santuario del Cobre, y donde se resguarda la virgen.
Adorada por los esclavistas colonizadores, calificada como virgen mambisa por los guerreros independentistas en el siglo XIX, bendecida por igual por la alta aristocracia y las capas más humildes de la isla, colgada del pecho de los combatientes rebeldes en la Sierra Maestra, o atada a las balsas de cubanos que emigraron a Estados Unidos por mar, la virgen de la Caridad del Cobre es patrimonio indiscutible de todos los cubanos, sin barreras culturales, ideológicas o políticas.