Uno de los genes más estudiados relacionados con el cáncer, el TP53, es bien conocido por su papel como supresor de tumores. Detecta el estrés o el daño celular, y en respuesta detiene la división celular o inicia su muerte, impidiendo así que una célula dañada se reproduzca.
El equipo estudió 10.225 muestras de pacientes de 32 cánceres diferentes, del Atlas del Genoma del Cáncer, y las comparó con otras 80.000 mutaciones en una base de datos recopilada durante tres décadas.
Resultó que las mutaciones del TP53 fueron más frecuentes en pacientes con tasas de supervivencia más bajas. Asimismo, identificaron cuatro genes aumentados en los tumores mutantes del TP53, cuya expresión se correlacionaba con la esperanza de vida del paciente.
"Si hay una alta expresión de esos cuatro genes, significa que este paciente tiene más probabilidades de tener un mal pronóstico", señaló Larry Donehower, profesor de virología y microbiología molecular en el Colegio de Medicina Baylor.
A nivel cromosómico, el equipo encontró un patrón notable en la pérdida del gen TP53.
"En algunos genes del cáncer, se verá una copia de los dos genes perdida o mutada", señaló Donehower. "Más del 91% de todos los cánceres pierde ambos genes TP53, no solo uno", agregó.
Asimismo los resultados de este estudio podrían señalar nuevos enfoques para tratar el cáncer afectado por la pérdida de este gen.
"Dado que el TP53 es uno de los guardianes más importantes en la prevención del cáncer, cuanto mejor entendamos este gen, mejor podremos entender la biología básica del cáncer. Eso conducirá a mejores terapias", señaló David Wheeler, uno de los autores de la investigación.