La represa hidroeléctrica de Itaipú se convirtió en un gran escollo para el Gobierno del presidente paraguayo Mario Abdo Benítez. En las últimas horas, el canciller, la titular de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes, y otros altos funcionarios, presentaron sus renuncias por vinculaciones con la negociación secreta entre Brasil y Paraguay por la represa de Itaipú. Este miércoles se sumó el nombre del vicepresidente del país, quien también habría participado de la negociación.
"Creo que es una crisis política de alto voltaje, puede haber un cambio tectónico en la política paraguaya. No es una crisis pequeña desde el punto de vista de la opinión pública, es una crisis grande, que podría llevar a un juicio político al señor presidente de la República", dijo a Sputnik el economista y doctor en ciencias políticas Víctor Raúl Benítez.
Gustavo Torres Grossling, especialista en Ciencias Sociales y Políticas y dirigente político del Partido Convergencia Popular socialista, también conversó con Sputnik sobre el tema. Según apuntó, aunque desde su fundación la represa generó buenos resultados para el país, no fueron de las dimensiones que ameritaba por su envergadura.
Brasil, en cambio, gozó desde su fundación de condiciones beneficiosas, que disminuyeron en pequeña medida en 2007 por un acuerdo realizado entre los mandatarios de entonces, Luiz Inácio Lula Da Silva (Brasil) y Nicanor Duarte (Paraguay).
"En sus puntos no hay ningún beneficio para los intereses de Paraguay. Al contrario, entrega derechos adquiridos en el acuerdo de 2007 y lesiona gravemente la soberanía de Paraguay sobre Itaipú, al obligar a nuestro país a contratar energía con el precio más caro impuesto en el tratado", apuntó el dirigente.
Paraguay y Brasil tienen dos precios de energía según el actual acuerdo. Una a precio de lista, a 43 dólares el Mw/h, y otra que Benítez llama "de outlet", que es la producida por encima de la capacidad regular de las máquinas, cuando el río tiene un mayor caudal, que sale seis dólares.
"Lo que denunció el presidente de la ANDE fue que Brasil se iba a llevar mayor parte de la energía outlet, lo que significaba un sobrecosto para el ente estimado en 200 a 250 millones de dólares en cuatro años", concluyó Benítez.