"Los paquetes estaban confeccionados pensando en causar bastante daño, hechos para matar a quienes iban dirigidos", dijo una fuente de la investigación a la Radio local Biobío.
El 25 de julio explotó en una comisaría de Carabineros (policía militarizada) en Santiago un paquete que había sido enviado por correo hasta ese lugar, dejando ocho funcionarios lesionados, pero fuera de riesgo vital.
Fuentes de la fiscalía de Chile explicaron que las bombas enviadas habían sido manufacturadas por expertos, "estaban disfrazadas de encomienda en cajas de 40x20 centímetros, y en su interior había un sistema de cableado con pólvora industrial usada en la minería, la cual se activaba al abrirse el paquete".
En el caso de la bomba que explotó en la comisaría, desde la Fiscalía explicaron que el funcionario que abrió el paquete lo hizo de forma horizontal, "esto provocó que el mayor impacto lo recibiera un escritorio, pero si el mayor Guzmán hubiese abierto el paquete de manera horizontal la explosión podría haber sido fatal".
La Fiscalía se encuentra investigando los hechos y aun no hay ningún detenido, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció que el caso se investigará bajo la Ley Antiterrorista, que otorga mayores atribuciones a las policías para la búsqueda.