"Esta es la política de EEUU, la de castigar a aquellos que muestran el más mínimo signo de soberanía, defienden sus propios intereses económicos y tratan de no obedecer a la voluntad de Washington", aseveró.
El 17 de julio, el Pentágono anunció que excluirá a Turquía del programa de fabricación de los cazas F-35 antes de marzo del 2020.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, declaró que la compra de los sistemas rusos de defensa S-400 por parte de Turquía hace que sea imposible que Ankara continúe formando parte del programa de aviones de combate F-35 de EEUU, comunicaron en la Casa Blanca.
"El F-35 no puede coexistir con la plataforma rusa de recolección de datos de inteligencia que se utilizará para estudiar la capacidades del avión estadounidense", declaró.
Según Grisham, Washington trabajó activamente con Ankara para proveer soluciones necesarias y satisfacer las necesidades de Turquía en el ámbito de defensa aérea.
"Esta administración hizo múltiples ofertas para mover a Turquía a la cabeza de la fila de países que quieren recibir los sistemas estadounidenses Patriot. En EEUU consideran que la compra de los S-400 socava los compromisos que han sido tomados por todos los aliados de la OTAN para alejarse de los sistemas rusos", concluyó.
El S-400, que Rusia empezó a suministrar a Turquía el 12 de julio, es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos. Con un alcance de hasta 400 kilómetros, el sistema ruso puede abatir blancos a alturas de hasta 30 kilómetros.
