Inés Madrigal se define como ferroviaria, madre, y mujer que busca a los bebés robados durante el franquismo en la Región de Murcia, España, junto a la organización SOS bebés robados. Madrigal no fue una bebé robada, pero sí fue dada en adopción de forma ilegal. Su madre, soltera, la dio en adopción, pero fue inscrita como hija de una mujer estéril.
Entre los años 40 y 90, incluso después del franquismo (1939-1975), hubo innumerables casos de desapariciones forzadas de bebés en los hospitales y maternidades españoles.
Las miles de mujeres que en los últimos años han denunciado casos, reflejan un mismo modus operandi: los médicos sedaban a la madre que daba a luz, y cuando despertaba, le decían que su bebé había muerto y no le permitían ver o enterrar el cuerpo. El hospital se hacía cargo del sepelio. Muchas de esas madres e hijos han descubierto que bien pudieron ser víctimas de un delito de lesa humanidad.
El caso de Madrigal es el de una bebé que fue dada en adopción de forma ilegal en la clínica San Ramón, epicentro de las denuncias por presunto robo de bebés y adopciones ilegales. En 1969 el exdirector de la clínica, Eduardo Vela, falsificó un documento e inscribió a Inés como hija biológica de Inés Pérez y Pablo Madrigal.
El 8 de octubre de 2018 la Justicia dio la razón a Inés, la única entre más de 2.000 denunciantes que logró sentar en el banquillo a un acusado por robo de bebés: Vela. Según publicó El País en ese entonces, al salir de la Audiencia Provincial de Madrid con la sentencia, la primera y en la que tenían depositadas sus esperanzas otras muchas familias, la sensación de Madrigal era "agridulce".
El tribunal considera a Vela, en ese momento de 85 años, era el autor de la detención ilegal, suposición de parto y falsificación en documento de Madrigal, por los que la Fiscalía pedía 11 años de cárcel. Sin embargo, la Justicia lo absolvió al entender que no eran delitos de lesa humanidad y que habían prescrito.
"Una de cal y otra de arena", resumió Madrigal, rodeada de madres tan desconcertadas como ella a las puertas del juzgado.
Madrigal contó a El País que su madre le contó a los 18 años que era adoptada, pero que no sospechó que podía ser una niña robada hasta que leyó en 2010 un artículo sobre el doctor Vela y la clínica San Ramón. Madrigal buscó su documentación y comprobó que estaba inscrita como hija biológica de sus padres adoptivos, y que Vela firmaba como asistente a un parto que nunca existió.
