La elección del Secretario de agricultura chino, Qu Dongyu, como presidente de la FAO (Agencia para la agricultura y la alimentación de Naciones Unidas) fue la opción mayoritaria en oposición a la candidata europea, vinculada a la promoción de los cultivos transgénicos.
Dongyu, de 56 años y viceministro chino de Agricultura desde 2015, fue electo con 108 votos en 191 países participantes de la elección. Venció así a Catherine Geslain-Lanéelle, la candidata francesa de la Unión Europea quedó en segundo puesto, con 71 votos. En tercer lugar quedó el exministro georgiano, Davit Kirvalidze, que obtuvo 12.
“Quiero dar las gracias a mi patria después de estos 40 años de reforma exitosa y política abierta”, dijo Dongyu tras ganar la elección.
La puja entre Dongyu y Geslain-Lanéelle fue seguida de cerca en México. Días antes de la votación, un conjunto de organizaciones campesinas mexicanas enviaron una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador y al canciller Marcelo Ebrard, pidiendo que no votaran a favor de la candidata francesa, dada su postura en favor de los 'Organismos Genéticamente Modificados'.
Geslain-Lanéelle fue directora ejecutiva de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) durante siete años. En ese tiempo, "su postura en favor de los organismos genéticamente modificados bajo el argumento de que son necesarios para combatir el hambre en el mundo y la resiliencia frente al cambio climático, puede poner en riesgo su compromiso de campaña de prohibición a los transgénicos", escribieron los mexicanos a AMLO antes de la votación en la FAO.
Así, la figura del candidato chino jugó un papel de contrapeso a esta postura, cuya elección reorganiza la incidencia occidental en la Agencia, la primera de la ONU en ser dirigida por un representante originario de un país asiático.
Sus pronunciamientos en favor de la seguridad alimentaria, la garantía de acceso a alimento sano y suficiente, así como proyectos vinculados al desarrollo del mundo rural alimentaron este perfil opositor de Qu Dongyu.
Mientras, en México, López Obrador ha dicho desde sus primeros discursos que tiene una posición contraria al ingreso y avance de cultivos transgénicos a su país, uno de los pocos países en el mundo que ha logrado detener el avance de este negocio monopólico de cuatro mega compañías (apodadas 'las hermanas') gracias a una demanda colectiva de más de 100 actores sociales y campesinos.
Aunque no se sabe cuál fue el voto mexicano —el sufragio es secreto—, la polémica por quien ocuparía la presidencia de la FAO se amplió hasta articularse en un reclamo a López Obrador por la implementación clara de una política integral de bioseguridad para el país.
El papel de México como centro de origen del maíz, es decir, su lugar de nacimiento y guardián de su biodiversidad, tiene en su preservación una lucha clave para el futuro de la alimentación mundial de la Humanidad, señalaron los interesados.